"Que no vaya nadie, que no quieren a toreros". Esta ha sido la súplica de Fran Rivera en 'Espejo Público', después de que los organizadores del "Japan Weekend" hayan anulado la exhibición de aikido del matador, anunciada para este fin de semana durante el acontecimiento. Un veto que responde a las numerosas muestras de rechazo que se han multiplicado en redes a raíz de la presencia del colaborador de Susanna Griso, cinturón negro de este tipo de arte marcial. El programa de Atresmedia ha entrevistado a los organizadores del certamen, que se han disculpado con el torero pero que mantienen la suspensión, ya que se han visto sobrepasados por la tormenta tuitera y no quieren provocar ningún incidente durante la celebración del festival.

Fran Rivera veto Japan Weekend Espejo Público

Rivera ha hecho el papelón de su vida, explicando la terrible persecución que sufre habitualmente en las redes sociales. Es una pobre víctima. Ahora bien, de analizar el porqué, ni hablar. Ni aquello de "los hombres no somos capaces de tener un vídeo así y no enseñarlo" sobre el suicidio de una mujer acosada con un vídeo sexual, ni los comentarios xenófobos y LGTBIfòbicos que suelta con alegría, ni sus postulados pro-VOX, ni su defensa inverosímil de la tauromaquia. No. Todo eso sólo existe en la abyecta mente de todos aquellos que no piensan como él. Así va España. Incluso Griso se lo ha servido en bandeja, calificando a los tuiteros que le critican como "borrachuzos a las tres de la mañana". Ok, hay gente que se extralimita, cierto. ¿Pero entonces, cómo calificamos sus burradas en televisión? ¿Libertad de expresión? ¿O 'cuñadismo cañí'? La red lo tiene claro, a pesar de los llantos del maltratador de animales.

"He denunciado muchos de estos ataques en Twitter y nunca pasa nada. Eso sí, en la calle nadie me ha dicho nunca nada", ha dicho el susceptible y valiente torero de afilada espada y cinturón negro. Desde de aquí le proponemos que, la próxima vez que se enfrente a un toro, en vez de muleta utilice sus habilidades en el arte marcial. Eso sí que sería una exhibición, seguro que nadie la vetaría.