A Francesc Garriga le viene trabajo. El periodista catalán tiene un nuevo y apasionante reto profesional a la vuelta de la esquina, cuando aterrice en los Estados Unidos para hacerse cargo de la corresponsalía en Washington por Catalunya Ràdio, sustituyendo a su antecesora, Geni Lozano, que deja su lugar en la capital norteamericana.
Garriga cambiará a partir de septiembre los platós de TV3, dónde hasta ahora ha estado presentando el programa deportivo Onze para pasar ahora a las calles del D.C., donde presumiblemente tratará más bien temas políticos y sociales. Una nueva aventura laboral que Garriga coge con muchas ganas y emoción después de una temporada de tele.
Antes de desplazarse a los Estados Unidos, el periodista está disfrutando de unas necesarias y reparadoras vacaciones disfrutando de las bondades del mar Mediterráneo y sus rincones paradisiacos. Desde que puso el punto y final y se despidió de los espectadores, con algún aplaudido, valiente y necesario discurso antihomófobo en los últimos días, Garriga ha empezado un periplo de tranquilidad total yendo a buscar sol, agua y descanso absoluto antes de la vorágine que le espera.
¡Que tengamos constancia, ha alquilado un barco en el Puerto de Barcelona ("Ahora sí, llegan las vacaciones! ¡Antes de retos nuevos, descanso! Y mientras tanto vamos haciendo gestiones para lo qué vendrá..."), ha estado cuatro días en Ibiza donde ha cenado de relax total ("Already missing this. 4 días en Ibiza bien aprovechados. Buenos paisajes, bueno comer y, aunque parezca mentira, mucha calma. En la mejor compañía posible") y donde ha visitado la Punta Galera ("Summer. La mejor época del año. Playa, sol, aviones, descanso. Pero este año, para mí, también un verano especial. En compañía y rodeado de papeleo y preparación de nuevos retos").
También ha estado en Menorca, como tantos otros presentadores catalanes como Laia Ferrer, Marta Bosch, Risto Mejide o Santi Millán. Garriga ha estado, por ejemplo, en la Torre Son Ganxo ("En azul. El cielo. El mar. La piscina. El bañador. Cogiendo impulso para lo qué vendrá").
Y ahora ha abandonado los Países Catalanes para ir un poco más hacia la derecha, hacia Italia, concretamente hacia Sorrento. Vistas espectaculares, una cervecita bien fresquita y un platillo de aceitunitas en frente. No se puede pedir más. Eso sí que es "La dolce vita" y no la que vivían Marcello Mastroianni y Anita Ekberg en la Fontana di Trevi.
Uno de los rincones espléndidos que ha visitado Garriga en su viaje hacia el sur de Italia han sido los Bagni della Regina Giovanna, los baños de la Reina Giovanna, una de las playas más remotas y preciosas de la zona que se encuentra a lo largo de los rocosos acantilados de Capo di Sorrento, cerca de un espectacular arco de piedra natural y las antiguas ruínas de una villa romana. Un tramo de costa con una piscina natural a los que se accede en barquita o a pie. Y hasta allí que ha ido Garriga.
Pero una vez en la calita, lo que ha visto se hacía difícil de imaginar cuándo tuvo la idea de acercarse. Porque entre el grupo de bañistas que se encontró, la imagen que él mismo ha publicado ofrece un detalle bien curioso: un grupo de bailarinas, con sus tutús de ballet
Sorprende ver, al lado de hombres y mujeres en bañador y bikini, ver al grupo de chicas haciendo pliés, relevés, pas courú o pirouettes mientras un fotógrafo inmortalizó el momento. Parece, sin embargo, fruto de alguna grabación de un filme o anuncio. Sea como sea, esperamos que lo que se encuentre Garriga a partir de ahora, cuando viva y trabaje en Washington, despierte la misma paz que estas imágenes... Pero mucho nos tememos que allí la cosa no es tan bucólica.