El mundo de la cultura está de luto por la muerte de Pilar Bardem a los 82 años, víctima de una larga enfermedad respiratoria. La matriarca del clan de artistas era una actriz muy reconocida, aunque la admiración y el respeto no ha sido nunca compartido por un enorme sector de la población española. ¿Su pecado? Tener conciencia política, luchar contra las injusticias y no arrodillarse ante el españolismo más recalcitrante. Porque claro: que la Pilar levantara su voz contra las burradas de la derecha y extrema derecha la convertía en un elemento subversivo, incómodo y lacerante. Pero además dio vida a Javier y Carlos Bardem, los hombres del saco para esta parroquia. El odio se multiplicaba exponencialmente. Ni siquiera su desaparición los ha calmado, sino todo el contrario: han encontrado munición extra para ensañarse con una familia que acaba de perder a un ser muy amado.
Un ejemplo de estas formas lo encontramos en uno de los diarios más sectarios que se puede encontrar en el quiosco: sí, hablamos del catalán Francisco Marhuenda y 'La Razón'. Paco, que es gato viejo, sabía que no podía disparar a la cabeza de una difunta. Sería demasiado feo, incluso para sus lectores (que por por otra parte, ya están más que acostumbrados a su estilo). No, era más fácil atacar por otro flanco: el de los hijos. Los mencionados Javier y Carlos, y su hija Mónica. Los tres compartían esta imagen para homenajear a su madre.
La familia, los amigos y los compañeros de Pilar Bardem respetaron punto por punto su última voluntad. No quería que su despedida se convirtiera en un acontecimiento público, y pidió que nadie acudiera al tanatorio para decirle adiós. Exactamente lo que pasó en el recinto de El Escorial. Pilar parecía querer hacer bueno el título de la película que la hizo ganadora de un premio Goya: "Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto". Cuando menos, en aquel lugar luctuoso. Mucho mejor, y más sano, que cada uno la recordara de forma privada y personal, de la manera que encontraran más adecuada. El deseo de Bardem era bien conocido por la prensa, pero Marhuenda lo ha considerado como un elemento con el que jugar para intoxicar de forma burda a través de sus páginas. Así tituló 'La Razón', una frase llena de intención: "Solitario último adiós a Pilar Bardem: ni rastro de su familia en el tanatorio". Y por si había algún despistado: "Pasado el mediodía de hoy, nadie se ha presentado en el complejo fúnebre El Escorial para despedirse de la actriz". El dedito acusador de Paco en acción, vaya. Insinúa que nadie la quería. Olé tú.
Lo denuncia Rubén Sánchez, periodista, secretario general de FACUA y habitual azote de los ultras. En un primer momento, el artículo incluía en su último párrafo el motivo de esta "soledad": hoy, por arte de magia, no hay que bucear en el texto para encontrarlo. Bien, quien dice magia dice Twitter, indignada con la maniobra. En todo caso, da igual donde lo hayan colocado: es indigno, incluso para esta cabecera, a la que despellejan en redes sociales.
Las gracietas de los ultras son así. Ya podemos avanzar cuáles serán los siguientes pasos: hacerse la víctima de los ataques de los internautas y dar lecciones de periodismo, ética, vida y milagros. Al tiempo.