La Liga de fútbol femenino ha vivido una semana de descanso por los compromisos de las selecciones nacionales. Un paréntesis que las jugadoras del F.C.Barcelona (la enorme mayoría) han aprovechado para disfrutar de su tiempo libre, viajar y recargar las pilas. Las culés se lo han ganado y de lo lindo: la resaca emocional de su último partido, el Real Madrid - Barça en l'Estadio Alfredo Di Stéfano, ha sido imponente. Una cita solucionada con una goleada incuestionable en el marcador, y en la que se vivieron ciertos momentos de tensión entre las jugadoras de ambos equipos. La rivalidad histórica entre clubs y el boicot de las azulgranas al combinado de España de Jorge Vilda explican este clima. También el mal perder de los merengues.
En aquel partido hubo nombres propios que sobresalen sobre el resto. Por ejemplo el de Aitana Bonmatí, la líder absoluta del club en ausencia de la lesionada Alexia Putellas. La de Sant Pere de Ribes marcó y lo celebró con orgullo y energía extra. También mandó la portera rival a Misa a hacer gárgaras cuando le intentaba tocar las narices después del silbido final. Aitana es oro puro. Ha superado una lesión justo al arrancar la temporada y ha alcanzado su gran nivel de siempre a gran velocidad. Por eso se merecía una buena recompensa, y se la ha regalado con una escapada a Londres. La capital británica le encanta, y ha dejado constancia en redes sociales. Sus compañeras de equipo, las inglesas Lucy Bronze y Keira Walsh mojaban pan.
Aquel partido en el campo de las blancas también dejó otros nombres propios. Y con mayúsculas. Por ejemplo el de Fridolina Rolfö, la crack sueca que cerró la goleada. La madridista Athenea la provocó durante todo el partido con entradas nada deportivas. Finalmente, Rolfö le dejó un recado que le costó una tarjeta amarilla, pero marcaba una línea roja a la internacional por España. Basta. Hasta aquí. Fridolina no sólo es una jugadora de enorme talento; también tiene carácter y carisma. Y no se arruga.
Fuera del campo la de Kungsbacka es una jugadora muy querida por la afición. Rolfö se siente muy a gusto e integrada en Catalunya y Barcelona. Siempre que tiene un hueco en su agenda lo aprovecha para seguir conociendo el territorio. Tenemos postales suyas en Calella de Palafrugell, Sitges, Montserrat... aparte de visitar lugares barceloneses tan conocidos como el Parc Güell o el Tibidabo. Pues bien, ahora ha sido el turno de recorrer el centro de la ciudad, el entorno de la Plaça de Sant Jaume o el barrio de La Ribera, entre otros. Las instantáneas que ha compartido valen la pena. Radiante y feliz, transmite muy buenas vibraciones. La ciudad es mejor con ella haciendo de turista. "Perfect weekend", escribe.
Más Rolfös y menos despedidas de soltero de baratillo. Así sí.