No hay manera de colocarlo, tú. Froilán sigue las huellas familiares y demuestra que el amor no es su especialidad. Tiene otras, polémicas y bien conocidas. Tanto es así que han sido el motivo para desterrarlo a Abu Dabi, para convertirlo a un hombre de provecho y enderezarlo. Lo más derecho posible dentro de las posibilidades, que son las que son. Allí, fuera de circulación para la prensa española, mastica las semanas lenta y pesadamente. Solo tiene una brizna de alegría cuando vuelve a Madrid, o a Ibiza, o a Marbella. Después, a la mina de oro árabe y a la soledad del apartamento de millonario que le han puesto los jeques. Solo. Palabra clave.
Hace unas semanas, sin embargo, estallaba una bomba que hacía pensar en un cambio radical de rumbo. Volvía a encenderse la llama del amor con su chica de toda la vida, la heredera de un imperio multimillonario del embutido murciano, Mar Torres. Unas fotos de la joven en Abu Dabi hacían saltar todas las alarmas, se habían reconciliado. Una segunda, o tercera oportunidad, para un romance que ha pasado por todo tipo de etapas, de vicisitudes, de peleas y de decepciones. Por ejemplo, descubrir que el hijo de la infanta Elena hacía de galán con Belén Perea, una amiga en común. Perea le birló la cartera durante un tiempo, pero el contraataque ha acabado llegando. O cuando menos, un simulacro de reconquista.
Ya que el Marichalar está en tierras rodeadas de desiertos, haríamos bien en hablar de espejismo. Una ilusión provocada por las altas temperaturas y la falta de hidratación, tan común en aquellos lares. Crees ver cosas que no existen, o como mínimo, no tienen ningún tipo de viabilidad. Explica 'Jaleos' que Mar Torres acaba de tomar una decisión mortal para su relación: se va de España, pero en dirección inversa a la de su amado. Si antes había mucha distancia entre Madrid y Abu Dabi, 7.500 kilómetros, ahora nos disparamos hasta rozar los 11.000: Boston. Tras unos años más o menos sabáticos sin encontrar su lugar ideal en la vida, Torres se va a estudiar a una universidad americana. Una, evidentemente, a su altura económica: 50.000€ al año.
El título del curso que llevará a cabo es singular y rocambolesco, del estilo más pijotero: "Master of Artes in Communication with a concentration in integrated marketing communication". Todo bien, pero que especialistas en comunicación escojan este nombre tiene delito. Necesitas una cartulina de un metro y medio para hacerte el diploma. Sea como sea, la nueva vida americana de Mar hará incompatible que la relación avance. Eso sí, hay una cosa importante: "Se consideran el único amor de la vida del otro", dice el digital. Que bonito. Pero al mismo tiempo recuerda a las pelis de sobremesa, aquellas de Antena 3. No sabes nunca dónde está la trampa, el drama y el thriller. Continuará. O no.