Gabriel Rufián ha puesto patas arriba el Congreso de los Diputados esta mañana y por la tarde, tres cuartos de lo mismo en el plató de Todo es mentira. El diputado de ERC ha hecho en el hemiciclo el retrato más feroz de la vergonzosa situación en la que queda España ahora que se han confirmado unas nuevas elecciones generales para el 10 de noviembre.  "¿Cómo cree que se fue a la cama la gente anoche? Creo que la gente está hasta los bemoles de nosotros. De todos nosotros. Está hasta las narices. Han demostrado que son ustedes a la negociación lo que Vox al feminismo. Señor Sánchez, ha intentado pactar con quien nos llama banda".

En la sobremesa, Rufián ha expuesto su ideario y ha vuelto a entonar el mea culpa en nombre de la clase política por la sensación de permanente asqueo por parte de la ciudadanía. La conversación entre Rufián y Risto y el resto de colaboradores de TEM ha sido como se esperaba, llena de pullitas. Pero de aquellas que le dices a alguien que valoras. Se nota que los dos sienten respeto el uno por el otro, cosa que se ha notado por como encajaban las ironías respectivas.

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Más allá de los vaticinios del político sobre el escenario postelectoral ("Hay una posibilidad muy mala, que la derecha sume para gobernar, y hay otra mala, que el PSOE pueda elegir, porque elegirá la peor opción, Ciudadanos, y ni nosotros ni este programa ni nada que diga algo que no les guste se va a librar del 155"), ha sido interesante, televisivamente hablando, cuando lo han invitado a sentarse en mesa. Allí tenían preparada una conexión con un viejo amigo de Rufián, el periodista del diario El Mundo, Javier Negre. Un Negre a quien Mejide ha peinado porque su diario mintiera sobre su visita a Romeva a Lledoners y un supuesto trato de favor.

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Pero un Negre que, aprovechando la ocasión, lo han puesto en pantalla partida con Rufián. En el pasado reciente se han dicho de todo. Nada bonito. Se las han tenido de todos los colores, especialmente en Twitter, acusándose mutuamente con palabras muy gruesas. Y este miércoles finalmente se han visto las caras, a pesar de que en la distancia. Risto, con puterío, les ha dicho si se querían saludar. Y los dos se han abonado. Especialmente un Negre que ha querido entrar a matar con el político y le ha lanzado la retahíla habitual de reproches: que si la foto con Otegi, que si el sueldo que cobra de un país que quiere romper, que si dijo que se marcharía del Congreso...

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"Vamos a hacer un trato, yo te respondo a tus preguntas y tú me respondes a una"...  A Negre empezaba a caerle una gota de sudor frío. Fotos con Otegi: "a mí me parece curioso que al final se hable tanto de Otegi. Bildu es la segunda fuerza política municipal en Euskadi. ¿Por qué no molesta tanto cuando el rey se fotografía con un sátrapa? ¿O Rajoy con Obiang?". Dinero que cobra:"Pido perdon por cobrar lo mismo que los 350 diputados en el Congreso. Si tienes wifi, verás los salarios". España: "es un gran país, y yo creo en España, pero yo defiendo la república catalana y espero que en España también haya república algún día". Toca el turno de pregunta a Rufián:"¿Pedirás perdon por señalar a los 8 profesores de Sant Andreu de la Barca, cuya causa está archivada?". Negre, sacándose las culpas del encima: "Tendrá que pedir perdón el fiscal, que es quién hizo el escrito".

Una justificación torpe después de una infecta noticia de Negre, que desde las páginas del diario El Mundo hizo una cosa lamentable: publicar las caras de los maestros anónimos que ningún juez no había ni imputado. Lo hizo con la voluntad de criminalizarlos, señalarlos y ponerlos en una diana. Personas anónimas injustamente acusadas. Y a las que, como era de esperar, Negre no ha pedido perdón, a pesar de dejarlo retratado ante la audiencia.