Gabriel Rufián ha tenido que leer muchas cosas sobre él. Sobre sus tuits, sobre sus palabras detrás del atril del Congreso o sobre sus declaraciones en medios como portavoz de ERC en el hemiciclo. Normalmente, acostumbra a lamerle un pie lo que digan de él, especialmente cuando los insultos o menosprecios vienen de las españas más oscuras y de los políticos o medios más reaccionarios. La mayoría de veces pone en práctica aquello de a palabras necias, oídos sordos. Otras veces, no tiene ningún problema en retuitear alguno de los ataques que recibe, demostrando que no le quitan el sueño ni le preocupan lo más mínimo. Pero en ocasiones especiales, como esta, se deja de ironías y llama a las cosas a vuelapluma.
Gabriel Rufián / @gabrielrufian
Hace poco, el programa El Intermedio abordaba una cuestión: "¿Han empezado los políticos la operación bikini? Gabriel Rufián confiesa que lleva un año en ella, pero que tiene panza: "Eso no se va a quitar". Además, el político catalán revelaba que no descarta hacerse un injerto de pelo. No fue la única intimidad que le dijo a la reportera Thais Villas. También hablaron de qué se pone para dormir, y él dijo que ni calzoncillos ni pijama. Villas le dice: "Esto puede provocar muchas fantasías". Y Rufián responde socarrón: "O pesadillas". Después de este momento, sin embargo, donde estaba claro el buen rollo y el cachondeo entre entrevistadora y entrevistado, un periodista lo ha aprovechado para hacer un artículo que a Rufián le ha parecido vomitivo.
Gabriel Rufián y Thais Villas / La Sexta
Jesús Amilibia, en La Razón, empieza escribiendo a quien, según él, puede provocar fantasías o pesadillas Rufián. Y los nombres y argumentos dados, tienen un tufo de rancio, con pinceladas machistas, que echa para atrás. "Fantasías, quizá en Adriana Lastra, con la que se lleva muy bien: se dice que en el Congreso comparten fusta de cuero negro y esposas niqueladas". El autor del texto menciona también a Yolanda Díaz o Irene Montero, "que ahora vive horas de soledad y desde que se largó su productor y mánager tropieza con sus leyes y 'sola y borracha' le cuesta llegar en casa". De la ministra González Laya escribe un abyecto "aficionada a la jardinería y por tanto a los capullos".
Gabriel Rufián e Irene Montero / Efe
La parte donde habla de los que según él, tendrían pesadillas, es igual de lamentable. "Tal vez en Junqueras, que desde su retiro espiritual en la trena a buen seguro no indultará la actitud lasciva e incitante del muy Rufián". Con Begoña Gómez es especialmente repugnante: "pesadillas por aquello de las comparaciones siempre odiosas cuando se mira al otro lado de la cama". O Pablo Iglesias, "que después de perder la coleta teme quedarse también sin el título oficial de macho alfa de todos los baños, retretes y váteres republicanos de las Españas". El texto también rezuma homofobia: "Donde el muy Rufián va a triunfar por un lado y por el otro, de frente, de perfil y de espaldas, es en el barrio de Chueca. El veto de la LGTBI+ al PSOE por abstenerse en la votación de la Ley Trans le convierte en el Apolo sustituto de Sánchez".
Frases que transcribimos precisamente porque el mismo Rufián enlaza el artículo del mencionado diario, acompañándolo de una definición como nunca le habíamos visto hacer: "He leído cosas asquerosas en estos 5 años pero esto de Jesús Amilibia se lleva la palma. Que se sepa quien es este neandertal":
La red, indignada:
No hay que añadir nada más.