Antonio Burgos es un vetusto columnista del diario 'ABC'. Tiene 78 años, pero mentalmente no podemos determinar su edad exacta: hace falta la prueba del carbono 14. El sevillano, hijo predilecto de la Junta de Andalucía trifachita acaba de convertir a trogloditas, neandertales y otras sociedades primitivas en seres venidos del futuro y quintaesencia del progresismo. Firma un artículo (mejor dicho, excreta) en sus páginas en el que no cabe ni una brizna más de machismo horripilante y viscoso. Una diatriba contra Pedro Sánchez con la excusa del levantamiento de la obligatoriedad de la mascarilla en espacios abiertos, y en el que Burgos exhibe todas las virtudes de la vieja guardia del españolismo ultra: una prosa muy fina, sí, pero para decir burradas infectas y atacar a las mujeres. "Mascarillas para las feas", lleva por título. Y sí, ya se pueden imaginar el contenido del texto. Una vergüenza mayúscula.

Antonio Burgos, columnista del ABC / ABC Sevilla

El artículo es de pago: ABC quiere hacernos pasar por caja y contribuir con 5 euros a su causa. La llevan clara, gracias al diputado de Esquerra Republicana de Catalunya en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián. El de Santa Coloma de Gramenet fusila la columna y nos permite descubrir frases y reflexiones abyectas como estas: "Yo añadiría una condición más para que se siga usando las mascarillas: las feas. No me digan que la mascarilla no ha favorecido a las señoras y a las chavalas feas como Picio", "con una mascarilla no hay una señora ni una chavala que tenga los ojos feos", "cuando muchas de estas bellezas llegaban a una terraza para tomarse una copa, 'adiós, pampa mía'. Aparecía su rostro en toda su fealdad", "hija, con esa boca, esa nariz y ese mentón tan feos que tienes, no deberías quitarte la mascarilla nunca, estás guapísima con ella"... Nauseabundo. Rufián utiliza 5 palabras para mandarlo a hacer puñetas: por machista y por miope: "Di que sí, Brad Pitt". De hecho, se ha quedado corto.

Gabriel Rufián con mascarilla en el Congreso de los Diputados / EFE

La mascarilla habrá ocultado la cara durante la pandemia, pero no ha cumplido su misión como "tapa-bocas". Alguna tendría que estar bien cerrada. La familia de Antonio debe estar muy orgullosa. Vaya cruz.