Dinamarca vuelve con fuerza contra Genoveva Casanova. El país escandinavo no olvida a la mujer que ha sacudido su querida monarquía, aunque el auténtico culpable sea el actual rey, Federico X. El pasado mes de noviembre salían a la luz unas fotografías escandalosas de la pareja disfrutando de una cita con todos los ingredientes de aventura sentimental. Una versión mil y una veces rechazada con el argumento pueril de "somos amigos", pero que no se ha creído nadie. Principalmente, ni su mujer Mary, ni la madre Margarita. Y las pruebas están sobre la mesa: de la infidelidad a la huida, abdicación y coronación, en dos meses. Muchas prisas para un asunto oficialmente considerado como una invención malvada de la prensa del corazón.
Con el paso de los meses parecía que la tormenta cesaba para Federico y Mary, que han llegado a un acuerdo para evitar un baño de sangre, pero también para Genoveva Casanova. Una mujer aterrada por la magnitud del caso. La mexicana es una mujer en fuga permanente. Pasó semanas recluida en las propiedades de su exmarido, Cayetano Martínez de Irujo, hasta que vio el momento de recuperar la normalidad. Bien, a medias: desde aquel día su comportamiento es esquivo, huraño, se siente vigilada, curioseada. Juzgada. Va por Madrid camuflada, con un aspecto casi cómico, si no fuera porque lo que transmite es un calvario sin solución. Uno que acabamos de volver a observar, hace solo unas horas, por la capital de España.
Se trata de una reaparición, la enésima, que viene marcada por una nueva ofensiva desde Dinamarca. El director de la Oficina de Transparencia Internacional del país escandinavo amargó el cumpleaños del rey Federico publicando un informe demoledor contra la Casa Real por todo el alboroto de su escapada secreta con Genoveva. Las palabras eran muy duras contra la Jefatura del Estado y no contra la socialité, pero la de ascendencia familiar danesa se sentía lógicamente interpelada. Volvía a la diana. La reacción, más adecuada para una adolescente que para una mujer y madre de criaturas creciditas, cerrar sus cuentas en plataformas virtuales. Ha entrado en pánico. Y el siguiente paso añade dramatismo. Vuelve al look de viuda y agente secreto.
Casanova es muy aficionada al deporte. Sus sesiones de running por el Retiro, escenario de sus salidas con el royal danés, son muy conocidas. Parece que también le gusta la bicicleta, y está muy bien. La eléctrica y de alquiler, en este caso: es el vehículo que ha escogido para desplazarse de manera subrepticia desde su domicilio al gimnasio, con gorra negra tapándole media cara, abrigo de plumas más adecuado para el mes de febrero que para finales de mayo, auriculares (multa al canto, reina), y una mala cara que asusta. Seria, cabizbaja. Atormentada, sí. No levanta cabeza, vuelve al pozo. Tanta angustia y tanto drama solo hacen disparar las sospechas. Y agitan a los daneses, que la tienen entre ceja y ceja. Continuará, vaya que sí.