Uno de los personajes más inclasificables del mundo de las celebrities es, sin ningún tipo de duda, Georgina Rodríguez. La influencer y mujer de Cristiano Ronaldo es de aquellas personas que provocan un efecto hipnótico cuando las miras: no sabes si está diciendo o haciendo cosas que provocan vergüenza ajena o si es que son genialidades. Es alguien de quien no puedes apartar la vista, aunque lo que estés viendo te haga pasar vergüencita. A ella, plim. Encantada de la vida y muy segura de sí misma, no solo la vemos a menudo en redes colgando su día a día con la familia que han formado ella y el ex jugador portugués del Real Madrid, sino que además, de un tiempo a esta parte, protagoniza un documental sobre su vida en Netflix, un reality del que ya se han hecho tres temporadas, que se dice pronto. Lo que decíamos, Georgina Rodríguez provoca un nosequé irresistible para el público:

Ahora, la influencer acaba de dejar a cuadros mientras explicaba una de sus grandes pasiones, comer. A pesar de llevar una vida de lujos, le gusta ponerse entre fogones de vez en cuando y ponerse a cocinar. "Soy muy de comer", más que de cocinar. De hecho, cuando se pone, lleva un outfit peculiar, por decirlo de alguna manera, sobre todo porque no parecería el look más práctico o cómodo para ponerse a cortar comida y a utilizar los fogones. Gafas de sol y uñas larguísimas, por ejemplo, para preparar una tortilla de patatas con cebolla: "Mi 'gioconsejo' es que os pongáis gafas de sol para evitar muchas lágrimas. Aquí somos 'team cebolla'". Inclasificable.

Georgina, que se vanagloria de que "la (tortilla) que hago yo es de las mejores que he probado en el mundo", mientras hace una grande y una más pequeña para los más menudos de la casa, aparece ante los fans explicando los secretos de su tortilla mientras vemos cómo la prepara, hablando de sal del Himalaya. Lo más curioso, sin embargo, llega cuando se está haciendo el sofrito. Mientras remueve y remueve, ¿qué diríais que va haciendo Georgina Rodríguez? Hay quien mientras cocina se toma una copita de vino. Hay quien se pone unos cuencos con patatitas y aceitunitas rellenas. Hay quien se sirve una cerveza bien fría. Ella no. Ella lo que no para de hacer mientras cocina, por ejemplo, tortilla, es ir comiendo un producto muy nuestro, un icono de la gastronomía catalana: secallona. "Yo no sé de qué seréis vosotros, si sóis de cocinar con vino o un café... Yo cocino comiendo secallona".

geo
Georgina, fan declarada de la secallona, no cocina sin ella / IG

Fan de los embutidos ibéricos, se muestra rendida a este producto tan catalán, una secallona que en algunos rincones de Catalunya es una verdadera obra de arte, un trozo de cielo con esta característica forma, parecido al fuet, más alargada y delgada y menos blanquecina por fuera, elaborada con el jamón y la paleta del cerdo, que se acostumbra a comer tal cual, a mordiscos, y que está prohibida en Arabia Saudí, donde precisamente juega su marido Cristiano.

Si algún día va por algún pueblecito de Osona, se puede volver loca cuando pruebe la secallona de allí.