El fin de semana de Gerard Piqué ha sido intenso. Se escapó con Clara Chía a esquiar en la nieve, un deporte que no había podido practicar en 25 años, tampoco con Shakira. El destino, Baqueira, dónde curiosamente también estaba el rey Felipe ocupando la famosa casa de la Pleta: allí pasó una noche de amor Iñaki Urdangarin con la novia Ainhoa Armentia, o eso nos dijo la revista '¡Hola'!. Al exfutbolista esto le importa muy poco, tiene bastantes frentes abiertos como para preocuparse de los Borbones. Al volver de la estación de la Val d'Aran reanudó su actividad en la Kings League, una jornada que acababa como el rosario de la Aurora. Un error en la interpretación de las normas durante un partido hacía estallar la estructura de la competición, con cruce de acusaciones y ataques. Todo se ha solucionado, sí, pero con mal rollo notable. Y todo esto con una cancioncilla imperceptible pero que se acerca cada vez más: la nueva creación de su ex Shakira con Karol G. Y sí, Piqué volverá a recibir bofetadas.
'TQG', 'Te quedé grande', es el título del nuevo hit que hará sangre contra el culé. La escribió Karol a raíz de un desengaño amoroso, y la comparte con la cantante de Barranquilla con gusto. De momento ha trascendido una cuchillada: "Tú saliendo a buscar comida fuera y yo pensando que era la monotonía". La nevera de Shakira vuelve a escena, así como la segunda canción de la trilogía del despecho. La del corazón arrancado y el lanzacohetes en un súper. El día 24 de febrero sabremos el resto de las estrofas y del salseo, pero Gerard ya se imagina lo peor. Y un poco harto bien podría estar, ciertamente.
Piqué, más tenso que nunca en la puerta de la casa que compartía con Shakira
El caso es que Piqué ha pasado esta mañana por su antigua residencia en Esplugues de Llobregat, donde Shakira convive con Milan y Sasha. El exfutbolista iba a recogerlos como tantas otras veces, y los reporteros gráficos de Europa Press han podido captar una escena bastante singular. No que no saliera de su vehículo mientras los chiquillos abandonaban la vivienda, eso no es noticia. Su gesto, sin embargo, sí que ofrecía más información. No ha dejado de utilizar su móvil mientras mantenía una postura corporal extraña, más bajo que cuando va al volante, escondido. Quería evitar una foto nítida. Y ha estado a punto de conseguirlo, si no fuera porque en aquel preciso momento dos personas muy importantes para Piqué y que todavía viven en aquella dirección pasaban por allí. Son los suegros de Shakira, Montserrat Bernabeu y Joan Piqué. A ellos les está tocando vivir de cerca la cólera del artista. Tienen ganas de largarse, claro.
Shakira mirando desde la ventana: sus tres grandes enemigos charlando muy cerca
Se han producido dos conversaciones breves, pero que como instantánea valen la pena. Primero ha sido|estado el padre y, tiempo después, la madre. Nadie ha bajado del vehículo, hablaban a través de las ventanas de sus coches. Un momento de distensión que al empresario le habrá ido bastante bien, siempre reconforta encontrar aliados en plena guerra. No sabemos si Shakira ha contemplando la escena desde el balcón de la bruja, pero allí los tenía, a pocos metros de su cara: tres personas que quiere borrar de su vida, pero no puede. Ni pasa página ni, en cierta manera, podrá hacerlo nunca: hay unos niños que tienen padre y abuelos. Bien, y Clara Chía, la innumerable. Esta es la tortura de la cantante, por eso sueña cada mañana con largarse en Miami.
Calma chicha. Se palpa la tensión, se huele la tormenta. Una más.