En la foto que ilustra esta pieza pueden ver a Gerard Piqué, a bordo de un barquito, bañador, probablemente en verano, disfrutando del sol, el buen tiempo y tomando una copita a bordo, encima de un mar en calma. No está nada mal el plan. Pero si puede escoger, un plan muy alejado de lo que a él realmente le gusta, de su plan perfecto. El exjugador del Barça, crack encima de los terrenos de juego cuando jugaba y crack ahora que ha colgado las botas y se dedica a ir arriba y abajo vendiendo su género, es decir, la Kings League, siempre que habla es un regalo. Es de los que cuando abre el buche y se sincera, habla claro y catalán. Un disfrutón de la vida, un bon vivant a quien su posición y todo lo que ha conseguido hasta ahora, le han permitido un tren de vida donde no le falta de nada ("Me siento un privilegiado. Veremos qué me ofrece el futuro y disfrutar de la vida, que al final esto dura dos días y tenemos que disfrutarla"). Y entre todo lo que él tiene, más allá de pasar tiempo con sus hijos Milan y Sasha, ha sorprendido confesando cuál es su día ideal. No menciona a su pareja, Clara Chía, pero se supone que también forma parte de la ecuación.
Piqué ha estado hace poco con el creador de contenidos Martí Miràs, más conocido como Spursito, con quien ha mantenido una conversación sensacional, donde, entre otras cosas, ha recalcado la necesidad de saber hablar bien, y en público, de expresarse, y ha sacado pecho de cómo lo hacen sus dos hijos: "Mis niños... Es que flipas... O sea con 10 años, con 9 años... Hacen unas exposiciones... Se preparan unas cosas que dices tío, yo eso no lo he hecho, pero es que ni con quince ni con dieciséis... Es muy bestia". No es, sin embargo, hablando, como más le gusta estar al excentral del Barça. Un Piqué que puede tener todo lo que quiere, que tiene la vida resuelta desde el punto de vista económico, y que tiene un patrimonio y una cuenta corriente que le permiten algunos lujos. Pero sin duda, su tesoro más preciado, la niña de sus ojos, la tiene en Catalunya, concretamente en la Cerdanya: la casa que se hizo construir, su refugio ideal y donde pasa tantos ratos como puede.
De hecho, su plan ideal está justamente en aquella casita. ¿Haciendo qué?: "Yo, cuándo más feliz soy, de verdad lo digo, ¿eh?, tengo la gran suerte de tener una casa en la Cerdanya, es ir a la Cerdanya, llegar, meter el fuego en el suelo, me gusta mucho el invierno, y no pegar sello". Bueno... nada, nada, tampoco: "Meter Netflix, una serie, y quizás comerme toda la serie todo el día. Eso es la hostia. Comer fuet, cortar fuet y ya está. No necesitas más". O sí, porque el colmo de la perfección sería no solo con este icono catalán, el fuet, sino con dos: "...una tortilla o... yo que sé..., si pido ya la hostia, sopa de galets. Y ya está. Si es que no necesitas nada más en la vida", dice un Piqué a quien le brillan los ojos de la emoción, salivando incluso, recordando los días que puede estar en su casita de la Cerdanya, viendo series y sobre todo, delante de una chimenea poniéndose hasta arriba de fuet y sopa de galets.
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Envidia sana. Suscribimos el plan maravilloso de Piqué para ser feliz.