Gerard Piqué está pasando el peor momento de su vida. El futbolista es uno de los hombres más afortunados de Catalunya, de buena familia, clase alta, hijo de la Dra. Montserrat Bernabeu, directora del Instituto Guttmann de neuro-rehabilitación, nieto de un directivo del Barça, Amador Bernabeu, capitán del Barça, líder espiritual del equipo, catalanista desacomplejado, hombre de negocios de éxito, pareja de la artista más internacional que vive en Catalunya, Shakira, padre de dos hijos maravillosos, Milan y Sasha. Alto, guapo, atlético, cerebro privilegiado, sólo tiene 35 años. Lo tiene todo pero ha empezado a deslizarse por una repentina pendiente deportiva y personal. Y la desgracia es que ambas crisis han coincidido en el tiempo y el espacio.
A causa de las muchas lesiones, Piqué ha sido el central titular del equipo y una pifia suya ha eliminado el equipo de Europa. Al mismo tiempo su familia se desintegra y Shakira lucha por llevarse a los hijos a los EE.UU. Piqué tiene la crisis de los 40 a los 35: pérdida de cualidades físicas en el campo y cambiar de pareja, una de 45 por una de 23. Sólo falta que se apunte a hacer triatlones. Un drama para sus millones de seguidores. Los 20 millones que conserva en Instagram hace meses que no ven ni una foto nueva en las redes. Está fuera de juego y fuera de lugar, desubicado en el club y la ciudad, donde pasea con Clara Chía. Una buena chica, guapa, estudiante y discreta pero a años luz de lo que representa Shakira. La colombiana debió ser muy intensa para entender cómo Piqué ha ido por este camino. Las fotos de Piqué, Clara y los hijos de Shakira juntos en Bellver de Cerdanya han causado conmoción.
Las fotos son tan potentes que el entorno de Piqué se ha apresurado a desmentirlas afirmando que la mujer que aparece no es Clara Chía sino la madre de Piqué. Pero el autor de las imágenes insiste en que la chica de las fotos es la novia de Piqué y lo repite en la TV de los EE.UU. y en Socialité de Telecinco este festivo 12 de octubre. El paparazzo Jordi Martín sostiene "Estas fotografías están tomadas en la Cerdanya, en la casa familiar que tienen Gerard piqué y Shakira. Están en un prado jugando a futbol donde se puede ver a Clara Chía jugando con los niños de Gerard Piqué. Es un palo para Shakira la buena conexión entre Clara y los niños. Le he pedido permiso a Gerard, ¿te importa que estas fotos puedan ver la luz o te harán daño? Su respuesta es que le da absolutamente igual. Cuando los niños van a Kosmos están con Clara y hay muy buen feeling".
Gerard Piqué está fastidiado, mal en el club, cuestionado por primera vez por una afición que lo veía como el futuro presidente y lo adoraba. Deambula por los campos de béisbol acompañando a Sasha, su hijo de 7 años en la liguilla infantil. Se pone gorra y gafas para no ser reconocido. Y cuando su enemigo declarado, el fotógrafo que lo persigue, le pide "permiso" para publicar las fotos de Clara Chía con los niños, Piqué responde "Me da absolutamente igual". Este nuevo Piqué, cabizbajo, escondido, incapaz de salir a dar explicaciones después del partido más duro de digerir del año, a pesar de ser capitán y señalado, que no se rebela ni lucha es un Piqué irreconocible. Su crisis de los 35 está destrozando al país. Los culés y los fans de Shakira no lo quieren. Le queda claro que le queda Clara.