Gerard Piqué lamentaba después del partido contra el Valencia que a menudo es el centro de todas las críticas y que se le tengan "ganas" a la mínima que comete un error encima del césped. "Hay mucha gente que me espera y me tiene ganas. Cuando recibimos gol la culpa es mía. Me la tienen guardada, pero no solo en Madrid. Que aprovechen las teles, que salgan un poco de la cueva y les toque el sol, porque esto va a cambiar", decía crítico el "3" azulgrana.

El que ha ido a pasar un día al aire libre -aunque el día no era nada soleado- ha sido el jugador, que siempre que puede -y ahora hay un nuevo parón por selecciones-, aprovecha para marcharse a la montaña a pasar unos días con su familia lejos de los focos de los estadios y de las cámaras de televisión. Hace unos días, ya fue a la Cerdanya y se hizo una foto con uno de sus hijos y con un pony. Una bonita imagen que algunos ya aprovecharon para tirarle en cara, diciéndole cosas como "el caballo defiende mejor que tú". Críticas del todo injustas. Por una parte, porque quizás se olvidan de que Piqué es el jugador de campo de Valverde que todavía no ha descansado ni un solo minuto. Lo ha jugado todo. Quizás no está en su mejor momento, y ha cometido algún error, como ante el Leganés, pero utilizar una foto familiar para ensañarse contra él, es, como mínimo, para hacérselo mirar.

El central del Barça sabe que por su talante, por su carácter, cualquier cosa que diga o haga es analizada con lupa y que sus detractores aprovecharán la mínima ocasión para menospreciarle. Pero en determinadas ocasiones, se traspasan líneas rojas y da la sensación de que algunos haters no saben distinguir entre el papel que haga Piqué como futbolista profesional y su vertiente como persona, como ciudadano, como padre de familia. Y ahora ha vuelto a pasar. Piqué ha vuelto a hacer una publicación con Milan y Sasha. Una imagen preciosa de un padre feliz y orgulloso con sus hijos. Se los llevó a la montaña y allí, después de las lluvias, se encontraron con un lodazal considerable. Y haciendo volar su espíritu de niño grande, jugó con los pequeños y les dejó llenos de barro de cabo a rabo.

"Mud time", tiempo de barro. Más explícito no podía ser. Después ya habría tiempo de hacer una colada y ponerlos dentro de la bañera con ropa y todo. Así quedaron los niños después de que su padre les rebozara como si fueran croquetas de cocido.

La foto y el vídeo han sido aplaudidos por muchos de sus seguidores, que destacaban lo que era evidente: la felicidad que se desprende al ver al padre con sus hijos disfrutando de una actividad conjunta. Pero desgraciadamente, también ha habido quien no ha querido separar la realidad de su estado de forma con la camiseta del Barça con su vida fuera de los terrenos de juego, y le han dedicado grandes dosis de sarcasmo y ensañamiento gratuito:

Por desgracia, muchos todavía están, como diría él, en la cueva. Una cueva llena de barro.