Las fiestas de Navidad tienen un significado familiar y emotivo que comparten muchas familias. También aquellas que no pasan por su mejor momento, como pasa con Gerard Piqué y Shakira. No hace falta explicar que la pareja se ha separado, que el azulgrana tiene nueva novia y que la colombiana ha conseguido que sus hijos se trasladen con ella a los EE.UU. Esta era la gran obsesión de la artista y ha cantado victoria. Gerard seguirá viéndolos, claro, especialmente cuándo los chiquillos disfrute de vacaciones escolares. Pero nada será igual para Milan y Sasha, desdeque la unión de sus padres saltara por los aires. 2023 viene cargado de novedades, principalmente el cambio de domicilio, de amigos, de costumbres. Catalunya por Florida, Barcelona por Miami. Ellos quizás no son conscientes, pero esta Navidad podría ser la última que disfrutan aquí.

Este extremo solo lo podrá confirmar el paso del tiempo, pero la vida es como es. Todo avanza, todo se olvida, todo cambia. No olvidemos, además, que hablamos de dos chicos muy jóvenes, de 9 y 7 años, con su personalidad en constante evolución. Permeables, moldeables, frágiles. El futuro es una incógnita. Por eso su padre exprime el tiempo a su lado al máximo, quiere retenerlo, aunque se le escape de las manos, como le pasa a todos los mortales. Y en estas fechas todavía más. Cuántos recuerdos pasarán por la cabeza del exfutbolista azulgrana, cuántas imágenes, emociones... Sí, de acuerdo. Piqué la lío gorda en su relación. Es responsable de la destrucción de su hogar. Pero no ha matado a nadie, y ponerse en su piel no es plato de buen gusto. Cuántas lágrimas habrá derramado, cuántas derramará aún, por muy bien acompañado que esté con su joven pareja. Los hijos son intocables. A él le han tocado los dos. Y de qué manera.

Shakira, Gerard Piqué, Milan y Sasha en 2017 / GTRES
Gerard Piqué y Clara Chía / Telecinco

El plan familiar de Gerard Piqué con Milan y Sasha, tres semanas antes que los chiquillos se trasladen a Miami

El mito azulgrana ha aprovechado el fin de semana para hacer una excursión familiar a un lugar donde la Navidad cobra vida, nunca mejor dicho. Un destino a media hora de Barcelona, en pleno Baix Llobregat. Hablamos de Corbera de Llobregat, una localidad famosa por sus belenes. El más conocido es uno viviente, una representación completa de la tradición más conocida de estas fechas. Creado en 1962, es patrimonio inmaterial de Catalunya. Más de 200 actores y actrices participan en un espacio natural de 14.000 metros cuadrados, todo un espectáculo que disfrutan miles de visitantes año tras año, y ya van 60. Hasta allí se desplazaron Gerard y las dos criaturas. Eso sí, sin Clara. Su presencia, como a todas partes a dónde van, no pasó desapercibida.

El belén viviente de Corbera de Llobregat / www.pessebrecorbera.cat

La foto de Piqué en el belén viviente de Corbera de Llobregat, sin los niños ni Clara Chía

En esta ocasión no hubo haber ningún alboroto más allá de la sorpresa al ver a un personaje tan famoso como Piqué haciendo exactamente lo mismo que ellos. De hecho, es una tradición para el central del Barça, recientemente retirado de la práctica deportiva. Y como bien decía un usuario de Twitter que se los encontró entre pastorcillos y compañía, no se vivió ninguna avalancha de peticiones de selfies, de fotografías, de firma de autógrafos. Los respetaron, seguramente siendo conscientes de que aquel era un plan estrictamente familiar. Ahora bien, sí que hay una instantánea del momento. Una en la que Gerard atiende a un grupo de niños y niñas participantes del pesebre. Piqué, a pesar de ir medio camuflado con una capucha, es reconocible desde lejos. Esta es la foto. Sus hijos quedaron fuera del retrato. Los responsables del belén le agradecen públicamente la visita: "Muchas gracias, Gerard Piqué y familia, por venir a vernos un año más"

Una Navidad en paz, este es el gran regalo que Gerard Piqué ha pedido este 2022. Parece difícil, pero ojalá lo consiga.