Tenía que pasar. Gerard Piqué está manteniéndose bastante sereno en el conflictivo culebrón que le enfrenta a su ex Shakira. Sí, el ex futbolista fue infiel. Se desenamoró. Encontró a otra persona. O a más de una, lo que sea. Ha roto un hogar, que ahora vivirá separado por muchos kilómetros de distancia física y con heridas emocionales que ya veremos cómo afectan al futuro de los 2 hijos en común. Buena parte de la culpa es suya, aunque no sabemos exactamente su versión, cuando menos él no la ha manifestado. Tampoco la otra parte estaría ayudando demasiado: el ensañamiento de la colombiana con gestos, prohibiciones y humillaciones planetarias en forma de canción es constante y deja huella. Perfecto, Shakira es artista, canta y expresa sus sentimientos. Pero gratis, gratis, pocas cosas hay en la vida.

El caso es que Piqué, el malo de la historia y el que ha cambiado a la estrella del pop por "una de 22", está sometido a bastante presión. La mediática la primera, y no solo por ocupar centenares de titulares cada día en todo el mundo. Algunos los busca, sí, publicando fotos o llegando en Twingo al trabajo. Otros no tanto. Especialmente los que examinan su vida con un prisma siempre sospechoso, acusatorio, dibujando a un villano que va más allá de un famoso que ha abandonado a otra famosa. Los que lo acosan sin descanso, los que salen en programas de diferentes países destripándolo sin piedad. Y que osan hacer manifestaciones de apoyo incondicional a la otra parte, como un buen soldado, acusándolo de todo tipo de fechorías. Se ganan la vida así, pero la línea que los separa se estrecha cada vez más. Y el choque es inevitable.

Gerard Piqué y Clara Chía / Twitter
Shakira con Bizarrap / Youtube

El enfrentamiento entre Piqué y el paparazzo Jordi Martín, aliado de Shakira, viene de lejos

Hablamos de un periodista catalán, un paparazzo. Jordi Martin. Famoso por tener ojos y oídos en todas partes cuando hablamos de ciertos VIPS, también destaca por su mirada corrosiva. Tenebrosa, muy a menudo. Y tendenciosa. Él se pone una camiseta y a por todas. Ahora lleva la de Shakira, cosa que no quiere decir que la colombiana le dé apoyo explícito, que quede claro. En el bando del artista vive mejor, tiene trabajos en Miami, aparte de los que desarrolla en Telecinco. Y detestar a Piqué es el primer punto de su manual de estilo. El culé le tiene tomada la matrícula, claro. Por eso chocaron en el aeropuerto de Milán en el mes de junio mientras iba acompañado de Milan y Sasha tras una persecución por carretera "a toda velocidad". Gerard habría lanzado al suelo el teléfono móvil de Martín y lo insultó "gravemente". No hay pruebas, el móvil acabó destruido. Pues bien, este es el aperitivo de la madre de todas las peleas, la que acabamos de vivir.

Jordi Martin / Telecinco

La madre de todas las peleas: "Deja las drogas. La cocaína es muy jodida"

Jordi Martín provoca a Piqué. Cuelga una captura de Instagram, entre los seguidores encontramos al empresario. "Me vigila mi mejor amigo", dice. Gerard no se corta la lengua y va a la yugular: "Deja las drogas. La cocaína es muy jodida". No es una bravata, sabe dónde hurgar. El paparazzo se revuelve y amenaza: "Espero que puedas demostrarlo delante de un juez". Un mensaje que después borra, porque antes Piqué lo ha hundido: saca pruebas. El propio testimonio de Jordi Martín a Jorge Javier Vázquez, recogido por 'El Confidencial'. El texto es una confesión pública: "Tuve una época muy mala y ganaba mucho dinero. Consumía unos 3 o 4 gramos diariamente". También dice que estuvo 9 meses ingresado en un centro de desintoxicación. Incluso relatan que fue expulsado de un programa de Telecinco por perder los papeles: "Se me fue la cabeza. Escondi la droga y la Cúpula me pidió que la sacara. Las dije que no la tenía, les mentí. La imagen que estaba dando era lamentable y catastrófica". Martín dixit.

Jordi Martín provoca a Piqué / Twitter
Disputa entre Gerard Piqué y Jordi Martín / Twitter
Piqué rescata la confesión con las drogas de Jordi Martín / Twitter

Piqué puede parecer tranquilo, pero es un volcán. Mejor no provocarlo demasiado si no tienes las espaldas bien cubiertas.