La Davis entrega al equipo ganador una "ensaladera", una bandeja para ensaladas. Gerard Piqué no ha conseguido cambiarla a una copa normal. Una empresa catalana organiza el torneo, la de Piqué, y lo ha hecho al gusto de España: España es la sede y España lo gana. Mucha épica rojigualda y el jefe del Estado en el palco. El rey Felipe aceptó la invitación de Piqué pero no estuvieron habladores. El protocolo puso enmedio al ministro de Cultura y Deporte, José Guirao. Y el que parecía "girao" era Piqué:
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En el vídeo se ve cómo Felipe ni saluda al culé al pasarle por delante. Piqué no estaba preocupado por las críticas de poco aforo ya que llenó la Caja Mágica para la final con el Canadá. Llena de banderas rojigualdas, El central del Barça hacía días que dijo "No conozco cómo se llaman las hijas del rey". Su proximidad con el catalanismo y el derecho a decidir acabó de alejar al rey, que iba a la suya. Piqué prefería la conversación con Shakira:
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En las gradas todos con banderas rojigualdas, desde el hijo de Sergio Ramos a la bufanda del alcalde Almeida. Díaz Ayuso haciendo la ola y Javier Ortega Smith, concejal madrileño de Vox, que había dicho días antes que se ahorró un collejón a Piqué por "enemigo de la unidad de España" fue, pero con pulsera de España.
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Será por el éxito de la final o por la explosión españolista pero Piqué no pareció relajado hasta el final de la Final. Ahora, Barça.