Dedicarse a la docencia requiere conocimientos, capacidad pedagógica y mucha, mucha paciencia. Seguramente el profesor de Economía de la Universidad de Barcelona, Gonzalo Bernardos, del primer apartado va sobrado (menos de Lengua, Geografía, Historia...), pero del resto, ni pajolera idea. La ha líado bien gorda en las redes sociales, mientras discutía con medio Twitter sobre pensiones y edad de jubilación. Lo que pretendía ser una clase magistral del 'profe' unionista ha acabado en reyerta. Su tesis, la de alargar la edad de retiro de los trabajadores para obtener una pensión más alta, apestaba a incendio: "jubilarse a los 65 años y cobrar una buena pensión es imposible", decía. Ha sido la chispa de una tormenta que ha sobrepasado a Bernardos, que acababa por perder los estribos, insultando de forma clasista y nauseabunda a un tuitero.
La cuestión no hubiera pasado de un pequeño incidente, de los muchos que tienen lugar en Twitter, si Gonzalo no hubiera empezado a menospreciar a obreros y trabajadores de oficios de menor calificación y salario, pero de tanto o más esfuerzo que, por ejemplo, el suyo. Ha empezado a tildar a los críticos de "comunistas", pero la traca final ha llegado con su respuesta a un hombre que le decía: "súbase usted a un andamio hasta los 70". Al andamio no, pero Bernardos sí que se ha subido "al palito" y ha escrito un tuit infecto: "Haber estudiado y no tendrías que hacerlo". Re-tra-tado, que diría Pedrerol. La red ha empezado a arder sin control, y el protagonista, viendo que el fuego amenazaba con calcinarlo, ha borrado el tuit a toda prisa y ha expresado unas disculpas tan patéticas como inverosímiles. "Una frase desafortunada", la ha bautizado, fruto de los insultos que aseguraba estar recibiendo, como "esquirol" o "vergüenza". Para vergüenza, la suya.
Hacer de Messias y no llegar ni a pregonero de fería. Todo eso lo dice un hombre que se dedica a arrebatar los ahorros de los abuelos a través de spots de televisión, su nueva vocación. Abuelos que, seguramente, se han dejado la piel en trabajos tan poco dignos para él, pero que valen oro.