Un mal endémico de este país es, sin ningún tipo de duda, el servicio de trenes. Renfe es como una especie de piedra en el zapato para muchos usuarios que las viven de todos los colores, nunca colores agradables, y quién más quién menos ha tenido su molesta anécdota en alguno de sus viajes. Si durante el año saca de quicio a muchas personas, en estas épocas, donde pega un calor francamente desagradable, donde mucha gente los coge para ir arriba y abajo durante las vacaciones, donde hay turistas y un largo etcétera, imaginen cómo están los ánimos de encendidos. Además, los trenes tienen un nosequé, un magnetismo especial para situaciones kafkianas que los últimos días se ha acelerado, no se sabe por qué confluencia astral. Repasemos. VIPS que han alucinado viajando en tren las últimas semanas: la actriz Judit Martín o la periodista Elisenda Carod, las dos por unas misteriosas voces en catalán.
Dejando cuestiones lingüísticas aparte, hay un tema que tiene dividida a la ciudadanía. El aire acondicionado. Pocos deben estar en el team Joel Joan. ¿Por qué? Porque es de los pocos que ha alzado la voz quejándose de que a veces, los vagones de tren parecen iglús o una de aquellas neveras donde se guardan los productos en los supermercados. Lo dejó claro hace unos días, cuando una vez dentro de un vagón de Cercanías, ya sentado, y después de un rato de creerse en la Siberia, Joel Joan no pudo más y escribió que "El frío que pega en los trenes de Cercanías es una metáfora perfecta de la estupidez humana. Eso o es el nuevo método del CNI para acabar con todos nosotros. O las dos cosas a la vez":
La mayoría, sin embargo, a tenor de lo que ha escrito, estamos en el team Gonzalo Boye. El abogado de Puigdemont es de los que no entiende cómo puede ser que con la solana que está cayendo, los más de 30 grados a la sombra que caen a plomo, el sudor, el bochorno, no sea condición sine qua non que TODOS los trenes de Renfe tengan funcionando comme il faut el aire acondicionado. El letrado lo acaba de vivir en su propia piel en un AVE, y deja constancia. Capítulo aparte (por ser este un mal endémico que no se solucionará nunca) son los retrasos: "Lo de Renfe y su servicio de AVE, sin aire acondicionado y llegando tarde, ya parece una costumbre". Una mala costumbre, podría haber añadido. Sus seguidores han dicho la suya, tan o más irritados que Gonzalo Boye:
Y sólo estamos a 26 de julio... Preparémonos para lo que nos queda de verano y la de viajes que nos queda hacer en tren estos días.