Nuevo ridículo de Jorge Bustos, director de opinión de El Mundo. Cada vez que coge el móvil y abre Twitter, o extiende alguna falacia o se estrella con estrépito. Claro, su área es la opinión. No la información. Pasa tanto de tiempo elaborando teorías de conspiración y campañas trifachitas que no recuerda hechos de dominio público. Ni siquiera tiene tiempo para consultar la hemeroteca. Como periodista, un fracaso. Como humorista, va por días. Le gustan los chistes homófobos y no hace gracia, pero cuando intenta ser punzante es un despropósito con patas.
Bustos moja pan en la destitución del coronel Diego Pérez de los Cobos y ataca al gobierno Sánchez, claro. Se vuelve a dirigir al ministro Marlaska, y como no osa repetir coñitas made in Arévalo, bebe de otras fuentes. Lo que mana de allí, sin embargo, es agua sucia, estancada, maloliente. De las que provocan descomposición intestinal. Compara al actual ministro con un personaje de los 90, a la altura del Dioni: el exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán, corrupto y huido de la justicia hasta que se entregó en el sureste asiático. Eso sí: Bustos le corona como ministro, "porque yo lo valgo". Un tiro en el pie que no pasa desapercibido para Gonzalo Boye, que sólo puede troncharse de risa.
Un crack, Bustos. Pronto volverá a protagonizar alguna pifia más.