Los combates dialécticos y tuiteros entre el abogado Gonzalo Boye y el eurodiputado de Ciudadanos Jordi Cañas se están convirtiendo en un género propio. Desgraciadamente para el último, ya sabemos cómo acaban: K.O. incontestable del letrado al 'hooligan' naranja. No importa el tema de la discusión: presos políticos, cuestiones legales o el vuelo de la mosca de la fruta. De hecho, ni siquiera existe combate. El ridículo y las provocaciones anticatalanas de Cañas reciben siempre la misma medicina: un escarnio tan elegante como incontestable. El nuevo elemento de debate, la carrera espacial, no ha sido una excepción.
Cañas quería ridiculizar los proyectos de lanzamiento de satélites por parte del Govern de la Generalitat sacando pecho por un contrato a Airbus España para diseñar este tipo de ingenios. Según Jordi, una nueva muestra de la grandeza patriótica rojigualda, inalcanzable para los indepes. Lástima para el de Cs que la realidad le ha clavado una galleta que le ha puesto en órbita: el fracaso del lanzamiento de Ingenio, un satélite 'marca España' que se desvió de su rumbo 8 minutos después de despegar. El resultado: la pérdida del aparato, uno de los máximos exponentes de la investigación en materia aeroespacial y un porrazo descomunal. No es que Boye se alegre, ni mucho menos, pero sí que habla muy bien de la característica principal de Cañas: pasarse de listo y de 'cuñao'. El abogado firma una frase tan sencilla como genial: "la carrera espacial es muy compleja". Exacto. No es apta para determinadas mentes, que sólo piensan en una cosa.
A estas alturas, todavía no hemos leído la respuesta rabiosa de Cañas, insultando a diestro y siniestro. Bien, a diestro tampoco: en cuestiones de derecho tampoco puede competir con Gonzalo.