Esta semana una de las noticias más turbias y abyectas ha sido la detención de Nacho Jacob, más conocido por el título nobiliario que ostenta, el de conde de Pozos Dulces. Ignacio de Jacob y Gómez, de 51 años, hijo de los duques de Jacob-Bellecombette y barones de Torame, "uno de los linajes de más rancio abolengo Franco-Belga", tal como aparece escrito en su web, ha sido detenido por unos hechos mucho más rancios que su abolengo. De hecho, por unos hechos asquerosos: por abusar presuntamente de un menor de 13 años. El juez ha decretado prisión provisional por ser el presunto autor de dos delitos de abusos a menores, pero se sospecha que no son los únicos casos que habría podido perpetrar, según apuntan diferentes medios de comunicación de la zona, como La opinión de Murcia. La policía piensa también que este aristócrata podría haber ofrecido dinero y regalos a los menores para acercarse a ellos. A Jacob lo ha detenido el Grupo de Menores de la Brigada de la Policía Judicial (GRUME) en un hotel de Murcia
En su web, aparte de asesor y perito, asegura mantener una estrecha amistad con destacadas personalidades de todos los ámbitos, cultural, político o monárquico. Fotos con Cayetana Fitz-James Stuart, David Biscal, Elena Furiase, Josema Yuste, Pablo Motos y un largo etcétera. También ha recibido numerosos premios como RRPP, como la Estrella de la Costa del Sol, concedida por el Ayuntamiento de Málaga o Paloma de La Paz, que le otorgó la Fundación Mensajeros de la Paz, junto con los reyes de España. Otra de las particularidades del detenido es su anticatalanismo declarado, tal como se ha encargado de recordar al abogado de Puigdemont, Gonzalo Boye.
Boye ha comparado la noticia de su detención con unas declaraciones que hizo sobre el presidente catalán, donde dejaba clara toda la bilis que le salía por la boca: "La imagen de Puigdemont transmite una intolerancia cargada de fanatismo". El abogado hace una pregunta demoledora al respeto, cuatro palabras que lo dicen todo:
La red ha sido todavía más explícita que Boye:
De momento, la investigación se encuentra bajo secreto de sumario y los investigadores están rastreando el teléfono móvil del detenido, así como el resto de dispositivos que tenga. Que la justicia actúe y si la investigación demuestra su culpabilidad, que le caiga todo el peso de la ley.