Colorín colorado, este cuento se ha acabado. Dieciocho años después del experimento sociológico de Mercedes Milá hemos asistido a la final, y seguramente al final, de Gran Hermano. La Revolution ha sido cargárselo. Jorge Javier ha enterrado el formato estrella de Tele5 y lo ha hecho con dos palabras, Muchas gracias, y se fue de plató. Era la una y media de la madrugada y la legaña impedía salir a la lágrima. Esperábamos un discurso, un recuerdo a Milá o un harakiri, pero Vázquez prefirió asimir culpas en Lecturas y en la cadena que le paga hacer mutis por el foro. La audiencia de la final en Cataluña fue el desastre definitivo: 8,8%, por debajo de un pequeño programa de TV3 con Cristina Brondo juntando personas que hace años que no se ven. Estàs igual! hizo un 10%. Quizás Brondo tendrá que volver a juntar a Mercedes Milán, Ismael de GH 1 y el señor aquel que decía "quién me pone la pierna encima". Haría más audiencia que GH Revolution. El reality "debe abandonar la casa" de Tele5.
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Ganó un tal Hugo, pero da igual. El show ha dejado de interesar por pura carbonización. Un 15% en España es la peor media en dos décadas. Está tan quemado que Vasile se ha desdicho de hacer el formato con VIPS. Cada año exprimía más la naranja y hacían un debate final posterior a la Gala. Este año parece que nada. Jordi González ya dijo que se marcha de vacaciones y Sandra Barneda busca programa porque su resumen de los martes tampoco tiraba. Nunca había durado tan poco el encierro en la casa de Guadalix. De hecho, la pretensión inicial fue que durara toda la temporada 2017-18. Ser el primer país que hacía GH durante un año. Al final nada. La final consistió en escoger entre un niño guapito con muchos pendientes y un señor con demasiados botones de la camisa desabrochados. Ganó el señor. Mercedes Milá debió mirárselo con un gintonic en una mano y el mando a distancia en la otra.
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El súper osó decir que "Este año, la luz de Gran Hermano no se apaga". Lo hizo con su característica voz distorsionada. Así cualquiera. Perpetró una de las finales más aburridas que se recuerdan. La única que la podía salvar era la concursante oriental y la eliminaron a la primera. Intentaron resucitar la noche con una canción de Juanes, que hace de coach en La voz los viernes con más audiencia. Pero ni así. El colombiano se abrigó en el plató donde el ambiente era gélido como en un funeral. GH (2000-2017): nos hizo ricos mientras duró. Descanse en paz. RIP.
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Telecinco ya no descarta recuperarlo dentro de dos temporadas o hacer una edición VIP gastándose el dinero con invitados menos cutres que Irma Soriano, como el año pasado. En Blau propone un concursante VIP para petarlo en audiencia: Jorge Javier Vázquez.