La escena mediática de Catalunya no veía venir la magnitud del fenómeno cuando Laura Escanes fue anunciada como una de las nuevas caras de TV3. El interés, sin embargo, fue máximo desde el primer momento por varios factores que aquí nos ocupan.
El primero: el programa que ella conduciría es un 'reality', cosa que no se estila mucho en el área y ya solo por eso se incrementaba el interés suscitado por escogerla a ella como cara visible. El segundo: el formato no estaba pensado para emitirse en la televisión lineal, dado que solo ha sido accesible en 3Cat, la plataforma al estilo Netflix que la Corpo estrenaba el pasado octubre. El tercero y, quizás, uno de los más destacados de cara a la audiencia: Escanes tenía que prepararse para hacer el trabajo hablando en catalán. Y no solo eso, sino que hacerlo muy bien. Todo el mundo pendiente de cualquier resbalón.
Esto después de una larguísima etapa en que puede presumir de haberse convertido en una de las 'influencers' con carrera más prolíficas de todo el Estado español, pero que destaca por haber hecho carrera —y vivir— fuera de las fronteras de su tierra y, por descontado, ser conocida por hablar castellano. La oferta no era rechazable, sin embargo. No solo por la alegría de ponerse al frente de un espacio televisivo, que probablemente era uno de sus sueños cuando empezó a estudiar el grado de Periodismo en la Blanquerna, sino por cuestiones de money money. Según los datos que ofrece el portal de transparencia de la tele pública catalana, la joven se habría llevado entre 45.000 y 50.000 euros por grabar los ocho capítulos de La travessa. Cabe decir que eso puede ser solo calderilla para ella, pero cualquier mortal mataría por una cifra así. Quién sabe.
Sea como sea, Laura se tenía que poner las pilas para evitar las críticas. Sin embargo, desmarcarse de los juicios del espectador tipo de TV3 ha sido prácticamente imposible. Se espera de ella la perfección y eso, dicen algunos, que no está. No solo con respecto a su labor de presentadora, que puede gustar más o menos, sino que se critica con ferocidad su manera de hablar el catalán. Que lo habla, y eso ya es muy importante. Más partiendo del hecho de que nadie se esperaba que fuera Pompeu Fabra, y que en realidad todo vendría a formar parte de la estrategia de la CCMA para acercarse a la juventud y evitar la ranciedad de productos que cada vez se acercan más a caducarse. Les ha salido bien: el 'reality' de Escanes ha sido el más visto durante semanas. Con todo, a quien hasta hace poco era novia de Álvaro de Luna se la ha puesto en entredicho por un acento barcelonés marcado que chirría a los que esperan que los rostros de la pantalla pequeña sirvan de ejemplo en materia de difusión lingüística.
Ha sido a raíz de esto que, desde el equipo de ElNacional.cat, hemos querido conocer como ha recibido ella todas estas opiniones. Al acontecimiento de emisión de la final del concurso en el Teatre Victòria, nos lo explicaba. "Hay días que me da bastante igual y otros que es como una sensación de impotencia. Hay de todo. Hay críticas a mi catalán si no es supercorrecto y porque hablo catalán a mi Instagram. Depende de cómo te despiertes, te puede sorprender hacia un lado o hacia el otro".
Ágil, sale ilesa sin decir demasiado pero diciendo suficiente. Consciente de que la criticarán haga lo que haga. A seguir.