Uno de los lugares donde los cómicos y guionistas del país pueden encontrar una fuente de inspiración indiscutible para sus números o monólogos son, sin duda, los transportes metropolitanos de Barcelona. También son muchos los periodistas y presentadores que ponen el grito en el cielo cuando presencian en sus morros alguna situación grotesca en un metro o un bus.

Si no, que se lo digan a Ariadna Oltra, que recientemente denunciaba un hecho que se repite a menudo, con dos fotos: "Hoy mira, me apetecía hacer foto". Un bus articulado, de los largos, donde la última puerta, la que queda más lejos del chófer, se abre justo ante un árbol plantado en la acera. Así no pueden ni subir ni bajar personas con carritos de bebé, personas en silla de ruedas o peatones normales que tienen que hacer eses para no comerse un tronco de árbol. Un despropósito en toda regla:

Tiempo atrás, Toni Clapés alucinaba y ponía los ojos como naranjas, como todo el mundo, cuándo vio en redes un vídeo de un conductor de bus|buzo que para el vehículo. ¿A hacer un río en un bar, porque no aguantaba más? No. ¿A poner gasolina|bencina? Tampoco. ¿A una farmacia a comprar Paracetamol porque tiene mucho dolor de cabeza? Nanay.

El conductor abrió la puerta, bajó... y fue a una administración de Lotería y de quinielas|travesías|traviesas, Euromillón y otros juegos parecidos. Suponemos que lo que hizo fue tirar la Primitiva o una cosa por|para el estilo. Con un par.

Ahora, quien|quién no daba crédito a lo que tenía delante suyo, pero esta vez, dentro de un vagón de metro, ha sido el guionista y cómic|cómico catalán Ignasi Taltavull. Recomendamos fervientemente que lo sigan y lo escuchen, pasarán un muy buen rato con sus ocurrencias y su análisis de lo que lo rodea.

Lo pueden escuchar una vez por semana al Usted primero de Marc Giró en RAC1, en su podcast de Aquí estamos con Adri Romero o al podcast La ruina, con Tomàs Fuentes, imperdible.

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Ignasi Taltavull, en solitario y al lado de Marc Giró y Tomàs Fuentes / @ignasitf

Ignasi, como muchos de nosotros, coge el metro a menudo. Allí se puede ver de todo. A menudo, impresentables que hablan a gritos con su acompañante, como si a todo el mundo nos interesara lo que dicen, con la música a todo trapo, sentados con los pies encima de la silla o repanxingats, como si viajaran solos, o como si se pensaran que están en el comedor de su casa.

Algunos, incluso, como ahora, se piensan, no sólo que están en el comedor de su casa, sino al lavabo de su casa. A no ser que este hagan sus hábitos de higiene en el sofá, cosa que también podría ser. Cuando menos, es lo que nos evoca la visión que ha tenido Taltavull cuando estaba en un vagón de metro.

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Ignasi Taltavull / @ignasitf

Delante suyo, un hombre se ha mirado los dedos y habrá pensado que haría falta una repassadeta en las uñas. Y sin inmutarse, se las ha empezado a cortar allí mismo. No a mordérselas, a cortárselas. Evidentemente, suponemos que habrán ido saltando por todas partes los trocitos. Todo muy higiénico.

Sensacional, sin embargo, Taltavull, cuando|cuándo remarca que "eso sí, cono mascarilla":

La red se ha abonado y ha revelado otras situaciones grotescas vividas en el mágico mundo del metro de Barcelona:

Que el bueno|bono de Ignasi avise de en qué línea se lo ha encontrado... para calcular cuándo le hayan vuelto a crecer y no cogerla durante unos días.