La historia de amor entre Iker Casillas y Sara Carbonero ya es historia. Pero el show no ha hecho más que comenzar. Aunque los protagonistas han decidido poner en marcha una estrategia conjunta, parece que la cuerda se está rompiendo por uno de los extremos. En concreto por el lado del exportero internacional, que habla más de la cuenta. En la selva del chismorreo, eso quiere decir convertirte en la víctima perfecta para los depredadores. Periodistas como Gustavo González, o anónimos indiscretos están poniendo a Casillas cerca del precipicio. Le falta un pequeño toque para caer a las profundidades, por mucho que hayan sido una de las parejas favoritas del público español. Eso sólo los convierte en más golosos.
'Sálvame' ha pulsado el botón nuclear, y la catástrofe es inminente. La idílica relación era sólo una fachada, porque dentro del hogar la realidad era muy distinta. Sara e Iker llevan separados mucho tiempo; en Oporto ya vivían en plantas diferentes de la misma casa, y la filtración hace meses de que habían partido peras hizo tambalearse el secreto mejor guardado de ambos. Ahora bien, el que más tiene que callar (y por eso está aterrado) es Casillas. Le acusan de "falta de generosidad" económica y emocional con su mujer y sus familiares. No sólo eso: empiezan a sonar las alarmas por supuestas infidelidades. "Van a salir cosas duras", decía González, mientras que Belén Esteban sabe muy bien que "hay gente que ya se está moviendo". Kiko Matamoros va más allá: habla de unos audios explosivos del madrileño confesándose con una amiga (que ha filtrado el material), mientras que "hay un autobús de mujeres que va a salir a decir que se ha liado con Iker".
Por lo que han explicado en el programa de 'La Fábrica de la Tele', el exmadridista está obsesionado con la prensa rosa, intentando evitar que se ensañan con él. No le faltan motivos: "va a ser el gran perjudicado en esta historia". Kiko dice tajante: "si revelo la información que tengo, le voy a hacer mucho daño a Sara. Son cosas que ella no sabe". Un retrato de Casillas, asegura, demoledor: "hay cosas que en la vida pueden resultar imperdonables". Iker, incluso, habría pagado para acallar informaciones y filtraciones. Una olla a presión a punto de explotar.
El serial apunta maneras. Casillas huele a ídolo caído.