El pasado 3 de febrero, Natalia Rodrigues Belloli, mujer de Raphinha, emocionaba a sus seguidores en redes con una declaración de amor a su marido, el día que celebraban 3 años de casados: "Ele e as surpresas dele sempre fazendo eu me sentir a mulher mais importante do mundo! 3 anos de Casados com o amor da minha vida a minha melhor escolha" (Él y sus sorpresas haciéndome sentir siempre como la mujer más importando del mundo! 3 años casado con el amor de mi vida, mi mejor elección").

El crack brasileño enamora a su pareja y este año, nos ha robado el corazón a todos los culés. Temporada descomunal la de este jugador, con unos números estratosféricos de goles y asistencias, dejándose la piel en cada partido, claro candidato al Balón de Oro, un jugador que casi todo el mundo quería vender o regalar el verano pasado y que ahora es del todo imprescindible en el vestuario culé. Pieza fundamental para Hansi Flick, no solo juega bien y lo da todo encima del césped, sino que además ha ejercido de capitán cuando le ha tocado hacerlo (con las ausencias de Ter Stegen, Araújo, De Jong), y más allá de llevar el brazalete en el brazo, en todo momento ha demostrado que le pega a la perfección este papel, uno de los buques insignia del vestuario blaugrana.

Un Raphinha que con cada gol, con cada pase, con cada presión, con cada carrera y con cada gesto, demuestra que es un culé más. Este martes, el Barça ganó al Mallorca 1 a 0 y se acerca un poquito más al título de Liga. Después del gol de Dani Olmo, la afición respiró aliviada. El equipo estaba jugando muy bien, creando muchas ocasiones, pero no había manera de romper la red rival. Finalmente, con el 1 a 0 en el marcador, los seguidores que fueron al Estadio Olímpico de Montjuïc empezaron a celebrar la victoria y hacer cánticos, como uno de muy recurrente: el "¡Eh, eh! ¡Madridista el que no bote, eh, eh!" mientras todos los aficionados van botando y cantando al mismo tiempo. Raphinha, que contra el Mallorca fue suplente y salió al campo en la segunda mitad, mientras calentaba en la banda con sus compañeros de banquillo, oyó este cántico. ¿Y qué hizo? Maravilloso: añadirse, haciendo ver que estaba saltando como parte del calentamiento.

Raphinha,  o meu capitão.