La semana pasada, amparados en la LOREG, muchos programas invitaron a Ignacio Garriga para que vomitara su habitual odio tan tranquilo en televisiones y radios. Lídia Heredia ya desmenuzó al candidato catalán de Vox por sus barbaridades en Els Matins de TV3. En el programa de Mònica López también salió escaldado. Jordi Basté también lo peinó en El món a RAC1. Ver a los representantes de Vox en todas partes, sin embargo, sulfuró a la audiencia. Afortunadamente, la semana acabó con un necesario y excelente Salvados donde Gonzo abordó el fanatismo y el racismo de la formación ultra.
¿Cómo? Invitando al programa al exjugador de baloncesto Sitapha Savané y el delantero vasco del Athletic Club Iñaki Williams, hijo de padres ghaneses que emigraron a España buscándose la vida y buscando salvar la vida. El mismo jugador de los leones conmovía a los espectadores recordando cómo sus padres saltaron la valla y como todavía tienen cicatrices en su cuerpo:
Algunos nombres tienen detrás una historia.
— Salvados (@salvadostv) February 7, 2021
La de Iñaki @Williaaams45 es la historia de muchas familias migrantes, y tiene un final feliz. #SalvadosRacismo pic.twitter.com/CwlitQYt2p
Evidentemente, alguien que tiene estos recuerdos y que cada vez que ve las plantas del pie de su padre, las ve totalmente quemadas, imaginen qué le tiene que pasar por el cuerpo cada vez que tiene en frente a alguien de Vox. Cada vez que oye las proclamas ultras de alguien como Santiago Abascal. Cada vez que invitan un día sí y el otro también a alguien de la formación fascista a los programas de tele. El presentador hizo la prueba y puso un fragmento de discurso del líder ultra... Y Williams, mordiéndose la lengua... Pero se le entendió todo:
"Si te dijese lo que pienso realmente de este discurso me metería en un problema".
— Salvados (@salvadostv) February 7, 2021
Yo también, @Williaaams45 #SalvadosRacismo pic.twitter.com/QputrjHLkw
Un Salvados necesario. Desgraciadamente, si este país tuviera muchos más Iñaki Williams y menos votantes de Vox, mucho mejor nos iría. Veremos si las urnas nos salvan de verles tanto en los platós y en los parlamentos... Desgraciadamente, no parece...