Hacer comedia no es fácil. Se debe saber marcar el ritmo, comprender la sonoridad de los silencios, conectar con el público y, por descontado, tener talento. Partiendo de esta base, es innegable que en Catalunya tenemos la suerte de contar con una mujer muy talentosa, de aquellas que tienen el don del humor y hace muchos años que entretienen la audiencia de manera incansable.

Ya hace veinte años que la mataronense Sílvia Abril deslumbraba a todo el mundo como una de las figuras indispensables del desaparecido Homo Zapping. El inicio de una trayectoria brillante que no cesa. Con motivo del estreno inminente del filme Alimañas, el pasado 25 de octubre visitaba El Hormiguero junto con Carmina Barrios.

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La visita de Sílvia Abril a El Hormiguero. / Atresmedia

Como era de esperar, el protagonismo de su presencia en el espacio de Pablo Motos se lo ha llevado el esparcimiento. Más allá de promocionar la película en que ambas actrices participan, Abril no ha perdido la oportunidad de ceñirse al lema del programa. Aquello de hoy a venido a divertirse punto por punto. Tanto que reveló el secreto de cómo lo hace para que una de sus bromas estrella sea tan vistosa: caerse de la silla. Y con qué estilo.

Ahora bien, su papel en la cinta antes citada no es el único de los proyectos que tiene entre manos. El próximo 15 de noviembre, Silvia publica Pérdidas de risa: Historias de una mujer imperfecta, un libro de relatos de autoficción. A la edad de 52, la humorista narra anécdotas de su vida tan surrealistas como cuando se libró de pagar una multa porque los policías la reconocieron como la niña de Shrek. También un incidente familiar hilarante que remite al día que le cortó el cerrell a su hija, Joana, haciendo uso de una afeitadora. Sin darse cuenta de ello, acabó dejando a la niña sin cejas. Curiosa semejanza con cuando la intérprete era joven, que como ella misma confesa, "de pequeña me las arranqué completamente".

A la pequeña no le importó mucho, sin embargo. Y todavía suerte. Por otra parte, Motos le pregunta por la reacción de Andreu Buenafuente cuando fue consciente del desastre y ella, entre carcajadas, explica qué le dijo: "¡Vaya estropicio! Deja lo de la peluquería y vamos a ver cuánto tardan en crecerle. ¡Píntaselas! Me decía. ¿Cómo se las voy a pintar?".

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Surrealista confesión. / Atresmedia

La magia de tomarse las desgracias con humor. Qué esperar de dos iconos de este complejo oficio de la comedia como son ella y su marido.