Nostalgia. Eso es lo que debe sentir Inés Arrimadas, que ha dejado Catalunya para convertirse en la muleta de Alberto Carlos Rivera, el pijus crispatus de "Polonia". Un adiós, sin embargo, que ha hecho de mala gana, reservándose una (ilusoria) posibildad de volver a Barcelona en el caso de que Manuel Valls gane las elecciones municipales. Bien, mejor dicho, el francés tendría que arrasar y conseguir los 41 concejales en juego. ¿Y a quién encontramos en la 41ª posición de las papeletas de los manolitos que encontraremos el domingo 26 de mayo? Efectivamente, premio. Es ella. Arrimadas. La que cierra la lista. Y mira que Valls ha intentado esconder todo lo que olía a Cs durante la campaña, sin mucho éxito.

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Sí, su posición cerrando la lista de los "naranjitos" en el ayuntamiento de la capital del país es sólo un acto simbólico, pero es un detalle que habla (una vez más) de la hipocresía de esta formación. La número 2 de Rivera, eso sí, ha encabezado un vídeo-homenaje-masaje de final de campaña a la candidatura del francés (con el cameo de Jordi Cañas), y ha recibido por todos lados. Algunos han destacado, precisamente, esta hipotética "nostalgia": ¿"Pero tú no estabas en Madrid ya? Deja en paz a los catalanas de una puñetera vez"

Arrimadas sigue recolectando aquello que ha ido sembrado con esfuerzo, dedicación, tesón y, especialmente, con muy poca vergüenza: El desprecio de una inmensa cantidad de ciudadanos y ciudadanas de la Catalunya que "añora"... y de una España que pronto se hartará de ella. Suerte con lo de 'Mr.Bean' Valls, por cierto.