Ciudadanos ya no es un partido político: es una secuela de 'The Walking Dead'. Con una particularidad: aquí no encontrarán a ningún héroe que acabe con los muertos vivientes. No, porque de hecho todos son zombis. Del primero al último, desde Inés Arrimadas al encargado de servir los cafés en las reuniones de dirección. Ni uno queda sano: en cada cita electoral se estrellan de tal manera que no hay escapatoria. Si el partido ya era un drama desde el primer día de su fundación, su realidad actual es de una crudeza extrema. Pero como son tozudos y trileros, en vez de cerrar el chiringuito y hacer algo de provecho, se empeñan en continuar con la agonía, con la lástima, con el odio y el numerito patético.
Andalucía es el último clavo del ataúd de los naranjitos. Han sido barridos del gobierno trifachito, como sus primos de VOX, aunque los ultras todavía han salvado los muebles frente a un PP en modo apisonadora. From hero to zero: Juan Marín, de vicepresidente de Moreno, a la calle. El mismo castigo que han sufrido el resto de la representación parlamentaria de Cs, que hasta hace un par de días eran 21 diputados. Ahora, la cifra es redonda. Mucho. Un cero. Lo mismo que pasó en Madrid, muy parecido a Castilla-León (1 escaño), similar a Catalunya (de 36 a 6) o lo que sufrieron en el Congreso de los Diputados, cobrándose el cuello del fundador Albert Rivera. Arrimadas se quedó al frente de una nave agujereada por todos lados, de la que todo el mundo saltaba para intentar salvar la honra y su culo, con perdón. Todos menos los irreductibles del españolismo anticatalán, empezando por Inés. La de Jerez, más que una líder, pasará a la historia como la enterradora del partido.
Ahora bien, cuando hablamos de Inés es inevitable recordar el que será, para siempre, el mote que la acompañará en los libros de historia. Exacto: 'La Montapollos'. Sus shows llenos de odio, gestos culescos, amenazas, faltas de respeto, mentiras y salidas de tono la han convertido en el máximo exponente de la miseria política. Un estilo inconfundible el suyo, y que ha inculcado y potenciado en otros personajes de la talla de Carlos Carrizosa, Anna Grau, etcétera. También es verdad que Arrimadas ha tenido a un gran maestro, Juan Carlos Girauta. Pero lo de "montapollos" se lo ha quedado ella a perpetuidad. Así la conocen sus detractores, pero también sus colegas y defensores. O al menos aquellos que le reían las gracias durante muchos años, especialmente en los medios de comunicación. Los matinales de Ana Rosa Quintana o Susanna Griso han sido el salón de su casa. Ahora, sin embargo, cuando van a tomar un café con Griso, por ejemplo, el tono es de funeral. Y de mofa.
Durante la entrevista que la catalana de Antena 3 le ha hecho esta mañana dentro de 'Espejo Público' hemos vivido un momento histórico. No, no dimite. Eso ya sería demasiado fuerte. Lo que sí hemos visto es que Arrimadas es el hazmerreír de Antena 3. No la respetan. No nos podemos creer que lo que ha pasado en la pantalla delante de nuestras narices haya sido producto del azar. Le han clavado una pulla monumental, con su sutileza. Un letrero anunciando el siguiente tema del programa tiene la culpa: "Nos quedamos sin pollos". Hablaban de la crisis que se está viviendo en el sector de las aves de corral, pero ver la cara de Inés junto a la frase, en este preciso momento y en Antena 3, es miel. Para verlo una vez, y otra, y una tercera, y así hasta el infinito. "En dos meses no habrá pollos para comer". Oh, sí.
Es el final de la "montapollos". Tendrá que buscarse un nuevo empleo, porque le quedan dos telediarios... o un 'Espejo Público'.