Ciudadanos desembarcó ayer en el País Valencià para hacer su acto central de campaña. Sin ningún rastro de Albert Rivera, el partido naranja tuvo como estrella del evento a una Inés Arrimadas dispuesta a trasladar su show del Parlament de Catalunya al Congreso de los Diputados. Aunque lo quedó bastante claro ayer en el paraninfo de la Universitat d'Alacant, donde se daba el mitin de Ciudadanos, es que el circo de Arrimadas cada vez da menos risa y produce más ganas de llorar. Por la vergüencita, más que nada.
De la mano de Toni Cantó, líder del partido en el País Valencià, la número 1 por Barcelona centró parte de su discurso en atacar a los independentistas, que son los causantes de todos sus males: "Como la banca, el nacionalismo siempre gana". El nacionalismo de los otros, obviamente.
Como siempre, en Ciudadanos no tienen ninguna idea para arreglar los problemas de sus votantes pero tienen muchísimas para reprimir todavía más a los soberanistas. Su propuesta estrella para el 28-A consiste en echar a los indepes de la vida política: “Cuando lleguemos al Gobierno, al señor Aitor Esteban y al señor Rufián se les va a borrar esa sonrisita supremacista de la cara”. ¿El motivo de la tristeza supremacista de los diputados del PNV y ERC? Que Ciudadanos dice que los expulsará del Congreso por ley: “Vamos a aprobar una ley electoral que va a pedir como mínimo un 3% de votos a nivel nacional para tener representación en el Congreso de los Diputados. Verán como no vienen tan sonrientes y tan subiditos”.
En la red, las reacciones no se han hecho esperar y a Arrimadas le llueve a las críticas por su lastimoso ataque a los indepes:
Del "todo es ETA" al "todo es supremacismo". Y lo peor es que todavía hay quien se lo cree.