Íñigo Errejón, "la gran esperanza blanca" del progresismo español (o eso es lo que vendía hace tiempo a la opinión pública), se ha cubierto de gloria. El día en que los diputados catalanes encarcelados han estado definitivamente suspendidos por la Mesa del Congreso, una jornada funesta para la democracia española, el escudero de Manuela Carmena ha demostrado de qué pasta está hecho. Errejón contestaba de esta manera tan cínica, narcisista y prepotente a la pregunta que le hacía un periodista en torno al tema del día: "Te tengo que reconocer que me pilla muy lejos, porque los madrileños tenemos una cosa superimportante" este domingo, día de elecciones. "Superimportante", que chupiguay, Íñigo.
Que muestra de "solidaridad" tan definitoria la del de Más Madrid. Y qué manera tan sibilina de practicar el narcisismo político, que Errejón ha ido cultivando con cuidado durante los últimos meses de su carrera política. El exfundador de Podemos quiere poder, quiere una silla en el ayuntamiento de la capital, y el resto son nimiedades comparadas con la majestuosa empresa que le ocupa y le preocupa: Gobernar Madrid y a los madrileños. "Después de 25 años de PP, podemos tener un gobierno decente y justo. Y estoy centrado sólo en eso". Debe ser que considera "decente y justo" lo que han hecho a Sànchez, Junqueras, Rull y Turull. Qué cara. Desde Catalunya, te enviamos agradecimientos y un fuerte abrazo, como puedes comprobar en Twitter. También desde otros lugares de la península.
Ojalá que la dupla Carmena-Errejón consiga repetir mandato en Madrid, porque si no, no quedará de Errejón más que el flequillo y la marca de las gafitas de sabelotodo (que últimamente no forman parte de tu outfit "molón"). Y no lo decimos por los catalanes, sino por la cola de enemigos que esperan que se estrelle en las urnas para cobrarse unas cuantas venganzas. La justicia, Íñigo, o es siempre, o no es. Esperamos que no la tengas que necesitar en el futuro. Quizás te des cuenta que a muchos de nosotros "nos pillan muy lejos" tus problemas.