Íñigo Onieva no aguanta la presión. Pobre. Es un recién llegado en el mundo de la farándula y el cotilleo, y la empresa en la que se ha embarcado le va grande, enorme. Tamara Falcó le ha inculcado la devoción religiosa forzada, pero ni una mísera masterclass sobre cómo comportarse con la prensa, la gallina de los huevos de oro del negocio. Y, viendo cómo actúa desde que se anunciara el segundo intento de boda con la hija de Isabel Preysler, le iría bastante bien. Es más, cada día que pasa parece más imprescindible. El madrileño está a dos minutos de empezar a tortas con los reporteros que lo persiguen. Y no, Íñigo. Este no es el camino.
Las salidas de tono de Onieva son constantes, especialmente después de ver en prensa y televisiones detalles íntimos del bodorrio que celebrarán, o no, el próximo 8 de julio. Una costumbre que empezó a las puertas de una iglesia tras una misa con su pareja, la más devota de la jet-set. No le gustó la presencia de los periodistas ni sus preguntas, pero en vez de pasar de todo y hacerse el longuis, como la Falcó, optó por una actitud de chuleta que no le hace ningún favor. Los pijos de verdad no buscan este tipo de movidas, excepto los malotes de discoteca. Claro, este era su antiguo yo. Y la cabra tira al monte.
Íñigo Onieva vuelve a enfrentarse a la prensa, ahora por la filtración del regalo obligado de boda
Acabamos de presenciar un nuevo episodio de agresividad lamentable de Onieva en plena calle. El tipo iba a montar en moto cuando los profesionales de la crónica rosa lo interceptaban para pedirle opinión sobre una filtración vergonzosa de la invitación y la lista de bodas. Concretamente sobre los 150€ que, como mínimo, tendrán que enviar por bizum o transferencia a los novios millonarios si es que quieren acceder a la finca el Rincón, escenario del enlace menos creíble de la historia. 'El Programa de Ana Rosa' accedía a la información y provocaba una oleada de incredulidad, de mofa y de ensañamiento con la pareja. No porque se considere una cantidad desorbitada, ni mucho menos: más bien por el sencillo hecho de tener los bemoles de exigir pasta a los 450 invitados de la cita nupcial. Le ha hecho pupita, no tengan ningún duda.
Más perdonavidas que nunca, Onieva está a punto de explotar
Onieva fruncía el ceño al ver a los periodistas en la puerta de la casa que comparte, en pecado, con su futura esposa. La pregunta era sencilla: ¿es cierto que pedís dinero por adelantado a los amigos y familiares? Uy, cómo se ha puesto. Más perdonavidas que nunca, mataba con la mirada. Toda su belleza física iba a hacer puñetas en un abrir y cerrar de ojos, cambiaba a una mueca fea, de pitufo gruñón, incluso de Gargamel. Alterado y arrogante, soltaba un "tenéis acceso, mirarlo vosotros. Hasta luego. Mirarlo, si tenéis acceso. Está por todos lados" mientras se ponía el casco color de chaleco reflectante de obra. A continuación, como una especie de Halcón Callejero de medio pelo, daba gas a fondo en su scooter y se perdía por las calles del centro de Madrid. La tensión crece, este hombre explotará.
¿Han pedido a los invitados a su boda un regalo mínimo de 150 euros? ¡Íñigo Onieva responde! https://t.co/Tzouk4ctuJ
— CHANCE (@CHANCE_es) May 11, 2023
Cada vez lo tenemos más claro, la boda no se llevará a cabo. Es nuestra apuesta.