Si el dinero mueve el mundo, Tamara Falcó e Íñigo Onieva han encontrado la fórmula perfecta para convertir su matrimonio en una auténtica mina de oro. Tras un escándalo de infidelidad, una ruptura mediática y una reconciliación de película, la pareja se ha consolidado como una de las más rentables del panorama social. Su asistencia a eventos ya no es un simple compromiso, sino un negocio de cifras astronómicas. Cada aparición pública les reporta unos 30.000 euros. Sin embargo, la dura realidad es que, sin Tamara, Íñigo no tendría ni la mitad del valor en el panorama mediático.
No es un secreto que Tamara Falcó ha sabido capitalizar su vida privada con maestría, transformando cada escándalo en un contrato publicitario y cada evento en un cheque en blanco. Pero si bien ella ha sido siempre un rostro codiciado por las marcas, su esposo Íñigo Onieva ha tenido un ascenso meteórico, aunque no por méritos propios. Antes de su relación con la marquesa de Griñón, Onieva era un completo desconocido en la esfera pública, un empresario de la noche con contactos, pero sin verdadero peso mediático. Su valor como figura pública era prácticamente inexistente, y difícilmente habría podido cobrar por asistir a una fiesta. Sin embargo, con Tamara a su lado, su nombre ha pasado de ser sinónimo de escándalo a una marca en sí misma.
Una sociedad millonaria: Tamara e Íñigo, el tándem que enamora a las marcas
Las grandes firmas no pagan por Íñigo, sino por el pack completo. Y es que, aunque el empresario ha logrado colarse en las agendas VIP, el verdadero imán sigue siendo Tamara. Su presencia garantiza portadas, tendencias en redes sociales y, por supuesto, una alta rentabilidad para cualquier evento. El simple hecho de que ambos aparezcan juntos asegura la atención de los medios, lo que ha disparado el precio de sus contratos conjuntos.
Desde cenas de gala hasta inauguraciones de boutiques de lujo, el matrimonio ha convertido su relación en un lucrativo negocio. Pero mientras Tamara tiene un valor consolidado en el mundo del espectáculo, Íñigo sigue siendo el beneficiado silencioso de este acuerdo no escrito. De hecho, muchas marcas han dejado claro que si Tamara no está incluida, el interés por su esposo cae en picado.
La estrategia de Tamara: de marquesa a empresaria del entretenimiento
A diferencia de otras socialités que dependen de la fortuna familiar, Tamara ha demostrado que sabe rentabilizar su imagen con inteligencia. Su paso por ‘MasterChef Celebrity’ fue solo el inicio de una carrera mediática que hoy la posiciona como una de las figuras más cotizadas de España. Con contratos publicitarios que superan los 150.000 euros, colaboraciones televisivas bien pagadas y su propia serie documental, la marquesa de Griñón ha creado un imperio económico alrededor de su vida privada.
Íñigo, por su parte, ha sabido aprovechar la situación. Su notoriedad ha crecido a la par que su caché, y aunque sigue siendo una figura secundaria en el espectáculo, se ha convertido en un accesorio imprescindible en la agenda de eventos de su esposa. Pero, ¿cuánto tiempo podrá sostener esta estrategia? Las marcas pagan por la historia de amor, el drama y la exclusividad de la pareja, pero si en algún momento el interés decae, es probable que Íñigo vuelva a la sombra de la que Tamara lo sacó.