Después de un noviazgo de tres años y superar algunas crisis (y separación), Tamara Falcó e Íñigo Onieva se casaron el año pasado. La ceremonia se celebró en el palacio El Rincón, que fue entregado a la actual marquesa de Griñón tras el fallecimiento de Carlos Falcó. Y es que para pensar en el lujo de la boda, el monumento en el que se dieron el ‘sí, quiero’ y demás detalles de élite, es necesario referirse al patrimonio de la pareja. Esta ha sido una de las uniones más polémicas y todavía hay grandes aspectos por descubrir. Como la familia del empresario que, aunque muchos tengan sus dudas, es realmente adinerada.
Ciertamente, la familia más conocida es la de Tamara Falcó. Al poseer linaje y ser, en realidad, una aristócrata. Íñigo Onieva no tiene título nobiliario ni sangre azul en su árbol genealógico, pero sí una familia pudiente. Tal y como informan medios como El Español, sus familiares tienen un gran éxito empresarial a sus espaldas y siguen construyendo un imperio. Una de las cosas que se sabían es que sus padres estaban separados desde que él entró en la adolescencia y que tiene muy buena relación con los dos.
Íñigo Onieva (padre) y Carolina Molas estuvieron casados prácticamente por 20 años. De su relación nacieron tres hijos: Íñigo, Alejandra y Jaime. Juntos hicieron una familia sólida, de clase alta, sus hijos fueron educados en el colegio Las Irlandesas y cursaron sus carreras en universidades privadas. El divorció no cambió su situación, Carolina se quedó con el gran chalet en el que vivían todos en La Moraleja e Íñigo padre se fue a vivir a México.
El legado familiar que pasará a ser de Íñigo Onieva algún día
Para empezar, están los Molas, sus familiares por parte materna. Son unos empresarios acaudalados que provienen del País Vasco. El padre de Carolina, Carlos Molas Ruiz, fundó la empresa Cemevisa 2000 S.A. en 1963, una corporación que ejerce como distribuidora de electrodomésticos de alta gama. Dicho sea de paso, en 2021 se reportaba que esta compañía tenía unas ventas de hasta 75 millones de euros y activos valorados en 29 millones. Eso no es todo, en 1975 fundó igualmente la Inmobiliaria Ibaiondo S.A., cuyos ingresos suelen ser de 900 000 euros al año. Y la abuela del diseñador de coches, María Urrutiaciorraga Ibarra, registró Qubbos Equipamiento del Hogar S.L. en 1977.
Tras el fallecimiento de Carlos en 2014, su hija pasó a estar a cargo de sus sociedades que resultan ser ocho en la actualidad, según aparece contemplado en el Registro Mercantil. En total, todas estas organizaciones acumulan beneficios de millones de euros. Por parte de Onieva padre también hay esplendor económico, pues es el director global del Grupo Barceló. Tiene cuatro cargos de gran importancia en tres sociedades, cuyas ventas superan los 3 millones de euros. Y, hace unos años, abrió con unos socios la discoteca Lula Club. Con el tiempo, Íñigo Onieva y sus hermanos serán herederos de una gran fortuna.