Penúltimo capítulo del culebrón Cantora. Con Isabel Pantoja i Kiko Rivera lanzándose los platos a la cara, con madre e hijo a ambos lados como si fueran los dos enemigos íntimos de una serie, son muchos los personajes secundarios que se encuentran en medio y que salen escaldados como víctimas colaterales. Es el caso de la hija de la tonadillera y hermana del DJ, Isa Pantoja.
Después de salir de La casa fuerte, la pequeña de los Pantoja ha querido entrar a otra casa, la de su madre, y se ha encontrado que aquello sí que era una casa fuerte. Al querer contactar con su madre y no obtener respuesta, preocupada por su estado anímico, el pasado 23 de diciembre fue a Cantora para que la misma Pantoja le explicara de viva voz cómo se encontraba.
Y ahora, en El programa de Ana Rosa, ha explicado cómo fue aquel encuentro. Lo más sorprendente de todo: accedió a la finca saltando la valla, al encontrarse un candado puesto en la puerta. Después, pudo ver finalmente a la madre durante una hora, aunque ha negado que la cantante la echara de mala manera pasado este tiempo, ni que lo acusara de ser igual que el hermano: "Sí hablé con mi madre, pude hablar con ella perfectamente a solas, no tuve que estar delante de nadie, como se ha dicho". ¿De qué hablaron? ¿Qué se dijeron? No lo ha aclarado. Aunque sí que salió de allí mucho peor de cómo había entrado, muy tocada: "Yo salí de allí llorando".
Y cómo se encuentra la Pantoja: "Ella está ahora mismo mal". Y lo que es peor (para ella): no parece que la cosa tenga ni fácil ni rápida solución: "Es tan complicado que mi madre quiera hablar...". Isa no ve posible interceder entre la madre y el hermano en estos tensos momentos y aunque ahora está cerrando filas con Kiko, "eso no significa que yo esté en contra de mi madre". Quizás la Pantoja se está haciendo de rogar... Quizás está esperando que la cifra de ceros sea mayor para ir a hablar al Deluxe. Pero si tarda demasiado más en decir la suya, quizás no la querrán ni en el programa ni su propio hijo.