Catalunya vuelve a monopolizar buena parte de la actualidad política del Estado español, con permiso del escándalo de los exorbitantes precios de la electricidad. El inicio de la mesa de diálogo en Barcelona llena portadas y minutos de televisión, y todos quieren subirse al carro para disfrutar de su minuto de gloria. Incluso los que no son ni catalanes, ni se les espera en las conversaciones, y ni siquiera tienen ninguna intención de solucionar el conflicto político. Minucias, porque lo que pasa en Catalunya es como el fútbol: se opina sin tener demasiada idea. Ahora bien, todos se venden como expertos en la materia.
Es lo que pasa con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Sabe de todo. Sí, no todo son "cañas, toros y libertad". Eso de la independencia lo arregla ella en dos minutos, aplicando su receta y su modelo de liderazgo. Porque más que una política, Ayuso es una rock star, una ídola.
El Partido Popular está viviendo una semana agitada: la pugna por el poder ha vuelto con fuerza. Pablo Casado le ve las orejas al lobo con la fuerza de Ayuso, que arrasa. Sólo hay que echar una ojeada a su intervención a la Universidad San Pablo CEU, entrevistada como una gran estrella por una presentadora totalmente entregada a la causa. La charla de la presidenta nos dejó, una vez más, perlas refiriéndose a Catalunya. Un territorio que ha visitado a menudo durante los últimos meses, por ejemplo coincidiendo con citas electorales "porque me importa mucho". Su ir y venir fue triunfal, aunque nos hemos enterado meses después. Todo el mundo que la veía a paraba con un mensaje compartido: "muchísima gente, ya no de clase media sino de toda condición en la calle, me decía vente para acá, vamos a arreglar esto". Un ruego que confirma otra de sus teorías de cosecha propia: "la gente se ha dado cuenta que esto es un negocio para 4 élites burguesas. Está claro que los dirigentes independentistas no quieren lo mejor para Catalunya, sino lo peor para España, no lo mejor para los catalanes sino lo peor para los madrileños". Queda claro, ¿verdad?
La red todavía procesa la totalidad del discursito recogido por el HuffPost, pero ha empezado a saltar de su silla. Y la respuesta es unánime: "fue a Barcelona a decir que si el clima y que si las terrazas y consiguió tres tristes diputados.¡Tres!".
Ayuso asegura que cuando ha ido a Cataluña, "cada vez más ciudadanos" le decían "vente para acá, vamos a arreglar esto" pic.twitter.com/vuum0NQaMq
— El HuffPost (@ElHuffPost) September 16, 2021
Lo que diga Ayuso sobre este tema se debe coger con pinzas. ¿Por qué? Por ser la única política que gobierna con VOX, pero al mismo tiempo reconoce que Catalunya no es España (quizás lo más acertado que ha dicho nunca). Ella, 'en misa y repicando'. Todo no puede ser.