Isabel Díaz Ayuso es una mina. Y está consiguiendo un hito al alcance de muy pocos: dejar en principiantes a Pablo Casado o Cayetana Álvarez de Toledo. Su (bajo) nivel político, sus salidas de tono, sus frases lapidarias y la campaña que está haciendo antes de las municipales provoca vergüenza ajena. No hay día que no diga una barbaridad:  "Se me está criticando porque todo el mundo sabe que voy a ganar las elecciones", "Los niños no pueden hacer pis si lo piden en español", "Los atascos a las tres de la mañana un sábado en Madrid son una seña de identidad", "cuando empiezan a hablar de empleo basura me parece que es ofensivo para el que está deseando tener ese empleo basura"... La lista es larga e interminable.

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Quizás es que Díaz Ayuso le rinde tanta devoción a su jefe de filas que no quiere que se sienta solo y desvalido después del desastre de las generales. Y a este paso, va camino de darse un descalabro descomunal en la carrera al ayuntamiento de Madrid. A medio camino entre lo ridículo y lo grotesco, la candidata no tiene oposición si de decir tonterías se trata. ¿La última? La confesión sobre cuál es "la mujer que a mí me gusta". No es ni Soraya. Ni Esperanza. Ni Cospedal. Ni Cifuentes. "La mujer que a la semana de dar a luz ya está emprendiendo por el mundo. Es el tipo de mujer que yo defiendo. Ese es el tipo de mujer que a mí me gusta, y no el de la izquierda, que tiene que victimizar y colectivizar los sentimientos".

Tal y como le indica la red, Díaz Ayuso ha generado un nuevo concepto en la comunicación, especialmente activa durante la campaña: las 'pAyusadas':

Quedan 13 días para que se celebren las elecciones. El mundo del humor está de duelo: cuando acabe la campaña perderán su dosis diaria de 'payusadas'.