La prensa del corazón no habla de otra cosa. El pasado viernes, Isa Pantoja se sentó en exclusiva en ‘DeViernes’ y reventó los audímetros anotando un nuevo récord de audiencia. La mujer de Asraf Beno rompió su silencio tras décadas callada y habló de los malos tratos y perrerías que sufría en Cantora cuando era una niña. Según ella nunca fue querida por su madre ni por su hermano. La joven se siente dolida porque la cantante nunca se ha preocupado de ella. Siempre la ha tratado como una hija de segunda, pero es que a día de hoy es como si no existiese. Hace unas semanas ingresó por una apendicitis y ni tan siquiera la llamó ni la visitó. "¿Qué tan malo he hecho yo para que mi madre no quiera saber nada de mí?", pregunta. "Me adoptó para abandonarme, como a un perro”.
La hermana de Kiko Rivera ha hablado por primera vez de su adopción, muy polémica en su día por unas supuestas irregularidades que nunca fueron confirmadas. "Mi madre fue al orfanato y yo estaba allí con muchos otros bebés. Dulce me cuenta que yo tenía el pelo muy corto y que tenía calvas en la cabeza, y eso que yo tengo buen pelo. Mi madre se paseó entre las cunas, me vio y dijo 'Quiero esa. Esa se viene conmigo'. Por eso sé que me quiso desde el primer momento", ha contado entre lágrimas. Asegura, además, que no supo que era una niña adoptada hasta los 7 u 8 años: "Me lo dijo una niña en el colegio. Llegué a casa, pregunté y Dulce me dijo que eso tenía que contármelo mamá. Ella me lo contó como si fuera un cuento, que había una niña sola, que le preguntó si quería irse con ella y hasta hoy".
Isa Pantoja notó diferencias entre el trato de su tío y su abuela hacia ella y a Kiko Rivera
Dos años después de esa revelación, Chabelita empezó a notar diferencias en el trato recibido. "Mi tío me dejó de hablar, estuvo nueve meses sin hablarme, conviviendo en la misma casa, y ella no le dijo nada. Una madre protege a sus hijos. Ella me quiere, pero no ha sabido protegerme", afirma. "Eso me rompió el corazón y a día de hoy sigo sin superarlo".
Especialmente su tío Agustín y su abuela Ana trataban diferente a Kiko Rivera. “No me sentía querida porque no era hija biológica. Ellos no estaban preparados para que entrara en casa una niña adoptada", sentencia. Asegura que normalizó muchas situaciones para "sobrevivir" pero algunas le dolían especialmente: "Una vez estaban los nietos durmiendo, mi hijo y el de Kiko. Alguien dijo que se habían despertado y mi abuela preguntó: '¿Cuál, el nuestro o el otro?”.