Llevamos solo tres días del 2023 y la separación de Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler amenaza en convertirse, por méritos propios, en una de las separaciones que hará correr más ríos de tinta de este año que acabamos de empezar. Ríete tú de la separación entre Shakira y Piqué. La aristócrata filipina y el escritor peruano han partido peras y poco a poco van cayendo píldoras por parte del uno y el otro que no dejan en buen lugar a los que hasta hace cuatro días eran el amor de su vida. Que si él no se quería casar, que si había celos en la relación, que si la cosa ya no es lo que era al inicio, que si "Fue un enamoramiento de la pichula, no del corazón. De esas pichula que ya no me sirve para nada, salvo para hacer pipí", tal y como él escribió hace dos años en un texto que ahora parece premonitorio de lo que siente, tal y como ha dejado caer a Alfons Arús en La Sexta, que lo ha bautizado como Shakiro... Y lo que todavía queda por decir y leer sobre una de las ya exparejas más mediáticas de España.
En diferentes programas de Telecinco se ha asegurado que la cosa ya iba por el camino del precipicio desde finales de noviembre, por una acalorada discusión: "A mí me confirman que esa discusión del 29 de noviembre sí se produjo. Ella va con Ana a esa fiesta y no con él. Esa fiesta provoca una nueva escena de esos famosos celos que Isabel no solo atribuye a un asunto que pueda ser de hombres, sino celos, en general, de salir, de hacer planes... Situaciones que él no estaba llevando bien desde el principio, si bien en la última etapa de la relación lo llevaba bastante peor. Esta discusión hace que Mario Vargas Llosa, el primer día de diciembre, salga de la casa y se marche a su piso de Madrid. A los dos días, manda a su secretaria a casa de Isabel Preysler a coger un par de pantalones".
Pero lo que ahora han explicado en EsRadio ofrece todavía más esperpento a la situación. Ha sido Beatriz Cortázar quien ha hecho saber esta mañana la versión que circula en torno a la Preysler sobre cuál podría haber sido el detonante para que la madre de Tamara Falcó haya enviado a hacer puñetas al escritor. Un encontronazo que fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de la aristócrata, una bronca mayúscula nuevamente con el tema de los celos de por medio, y de la cual fue testigo una amiga íntima de Isabel Preysler sobre esta sonada discusión que habría tenido lugar el pasado 30 de noviembre, cuando se celebró, tal como recoge El Mundo, la fiesta de Moët te Chandon en el Palacio de Correos de Madrid. Después de la fiesta, la Preysler volvió a casa, de madrugada, donde Vargas Llosa hacía rato que ya dormía.
La celebrity fue a uno de los muchos lavabos que tiene en la residencia dónde vive y estuvo un buen rato desmaquillándose. Mientras lo hacía, aprovechó para charlar con una amiga con el altavoz puesto en el móvil, para poder hablar con ella al tiempo que se quitaba el maquillaje de la cara. Más o menos, eran las dos menos cuarto de la madrugada y la Preysler se pensaba que su pareja estaba profundamente dormido y que podía seguir hablando tranquilamente de sus cosas sin temor a despertarle... Pero Vargas Llosa se despertó y fue hacia el lavabo hecho una furia. "Irrumpió en el baño y se mostró muy antipático con la filipina. Le montó una escena de celos que la amiga de Isabel, al otro lado del teléfono, escuchó sin pretenderlo". Una situación incomodísima que la amiga de la Preysler vivió en directo al otro lado del móvil sin atreverse ni a toser.
Gritos y reproches en el lavabo, celos y comentarios desafortunados... y una testigo de excepción. Al día siguiente, Vargas Llosa pidió al mecánico de la Preysler que lo llevara a su casa en el centro de Madrid, no a casa de la Preysler. Y a partir de aquello, el resto ya es historia. Cada uno por su lado... Siempre se ha dicho que las casas de Isabel Preysler tienen un lavabo en cada esquina. Que hay más lavabos que dormitorios. Se hablaba de Villa Meona, incluso, con 14 o 15 baños... Estaba cantado que el inicio del fin de la relación de pareja Preysler-Vargas Llosa tendría lugar en uno de los lavabos... Cuestión de probabilidades.