La eterna reina de corazones, Isabel Preysler, parece estar protagonizando otro escándalo. Después de su comentada separación de Mario Vargas Llosa, Isabel ha encontrado una nueva manera de sostener su fastuoso estilo de vida: cobrando un porcentaje de los contratos publicitarios de su propia hija, Tamara Falcó. ¡Así es! Mientras la marquesa de Griñón brilla como la nueva musa de las marcas de lujo, su madre ha decidido beneficiarse de los acuerdos comerciales que alguna vez fueron suyos.

Isabel Preysler, quien durante décadas fue la imagen del lujo y la sofisticación, ha visto cómo su reinado publicitario ha ido perdiendo fuerza. Las marcas que solían pagarle fortunas por asociar su nombre con sus productos han comenzado a mirar hacia figuras más jóvenes y frescas. Tamara Falcó, su hija, se ha convertido en el nuevo rostro del glamour, dejando a Isabel en una posición incómoda. Y es que la socialité, acostumbrada a vivir rodeada de lujos, no está dispuesta a dejar de lado su opulento estilo de vida.

Sin embargo, tras la ruptura con Vargas Llosa, los gastos de su icónica mansión, “Villa Meona”, que ascienden a más de 7.000 euros mensuales solo en mantenimiento, se han convertido en una carga difícil de sobrellevar. A esto se le suman los salarios de su numeroso personal de servicio, quienes, por supuesto, siguen trabajando a tiempo completo para Isabel, a pesar de que la casa parece estar cada vez más vacía. Entonces, ¿cómo ha logrado Isabel mantener su tren de vida? La respuesta es clara: Tamara Falcó.

Tamara Falcó, la nueva fuente de ingresos de Isabel Preysler

Tamara Falcó, con su estilo desenfadado y moderno, ha captado la atención de las marcas que alguna vez se peleaban por la imagen de su madre. Con acuerdos millonarios y una creciente popularidad mediática, la marquesa de Griñón ha dejado atrás la sombra de su madre y se ha posicionado como una de las celebridades más cotizadas de España. Pero este éxito no ha pasado desapercibido para Isabel, quien ha decidido cobrar un porcentaje de los contratos que su hija ha firmado con varias marcas.

El modus operandi de Isabel es simple: como ella fue la pionera en asociarse con estas firmas de lujo, ahora que su hija es la nueva estrella, considera que le corresponde un porcentaje de los beneficios que Tamara genera. Según fuentes cercanas, Preysler ha llegado a un acuerdo con su hija para recibir una parte de las ganancias, alegando que su influencia fue clave para que Tamara entrara en el mundo publicitario.

Los dos lados de la moneda: ¿estrategia o aprovechamiento?

Este movimiento ha generado controversia en el círculo cercano a la familia. Mientras algunos lo ven como una jugada astuta de la ex de Julio Iglesias para mantenerse a flote en un mercado que ya no la favorece, otros consideran que está aprovechándose del éxito de su hija para su propio beneficio. Tamara Falcó, por su parte, ha preferido guardar silencio sobre el tema, aunque no faltan quienes aseguran que la relación entre madre e hija podría verse afectada debido a este asunto.