Isabel Preysler, la icónica "Reina de Corazones", no deja nada al azar, mucho menos cuando se trata de proteger a su hija, Tamara Falcó. En 2023, mientras la marquesa de Griñón anunciaba emocionada su compromiso con Íñigo Onieva, Isabel ya tenía una preocupación en mente: ¿qué pasaría si este matrimonio terminaba en divorcio? Lejos de ser una madre espectadora, Isabel decidió tomar cartas en el asunto, acudiendo a especialistas en derecho familiar para anticiparse a cualquier posible catástrofe emocional y financiera.

Ahora bien, aunque Tamara Falcó e Íñigo Onieva lograron superar la tormenta mediática provocada por las imágenes del empresario besando a la modelo brasileña Marina Theiss en el festival de Burning Man, Isabel no bajó la guardia. Desde su experiencia como mujer divorciada, Isabel sabe que los finales felices no siempre están garantizados, y como madre, su prioridad es blindar a su hija frente a cualquier eventualidad.

Un pasado de infidelidades que marcó a Isabel Preysler

La historia de Isabel está teñida de separaciones mediáticas y dolorosas. Su divorcio con Julio Iglesias en 1979 y con Carlos Falcó en 1985 le dejaron lecciones claras: las infidelidades y las rupturas siempre traen consigo una carga emocional y un desgaste inevitable. Esas experiencias la han convertido en una mujer prevenida, consciente de que los vínculos amorosos pueden romperse de maneras impredecibles.

Cuando Tamara enfrentó su primera gran crisis con Onieva tras el escándalo de las imágenes, Isabel se refugió en las lecciones que ella misma escribió hace más de una década en el prólogo del libro de su amiga Purificación Pujol, Un divorcio elegante o cómo desenamorarse con estilo. Allí reflexionaba sobre los costes emocionales de una separación y la importancia de mantener la dignidad y la claridad en momentos de crisis.

Tamara, Íñigo y las cláusulas que podrían haber cambiado todo

Con el anillo aun brillando en el dedo de Tamara, Isabel buscó el consejo de abogados especializados en separaciones. ¿Qué implicaría un divorcio para su hija? ¿Cómo protegería su patrimonio y asegurarían los términos de una pensión en caso de que hubiese hijos de por medio? El escepticismo de Isabel hacia Íñigo Onieva no era ningún secreto. Para la socialité, el empresario no inspira confianza total, y la posibilidad de un nuevo engaño sigue latente en su mente.

Aunque finalmente Tamara y Onieva llegaron al altar en julio de 2023, Isabel continúa vigilante. "La disolución de un vínculo siempre lleva consigo la existencia de una pugna (...) así como el lógico desgarro interior", escribía Isabel en el prólogo del libro, dejando claro que para ella, la prevención es clave para enfrentar cualquier ruptura. Preysler mantiene todos los ases bajo la manga para defender a Tamara, en caso de que la relación vuelva a tambalearse.

La obsesión de Isabel por prever las dificultades no es un capricho aislado. Su hijo Julio José Iglesias también vivió un amargo divorcio con Charisse Verhaert, y en esas ocasiones, la familia ha recurrido al mismo enfoque: evitar conflictos innecesarios y buscar soluciones prácticas. Isabel ha transmitido a sus hijos que el amor y las relaciones deben gestionarse con cabeza fría, especialmente cuando hay bienes, prestigio y emociones en juego.