Isabel Preysler ha ostentado durante décadas la corona de reina de la crónica rosa. Un título forjado a través de sus relaciones sentimentales: Julio Iglesias, Carlos Falcó, Miguel Boyer y Mario Vargas Llosa. La revista '¡Hola!' la tiene como una deidad, una santa. Y de santa parece tener muy poco. A lo largo de los años hemos visto, oido y leído testimonios que destapan la cara más oscura de la filipina, aquella que no quiere que se sepa. Un ejercicio que recientemente está poniendo en práctica Vargas Llosa, poniéndola fina en relatos íntimos y entrevistas con medios diversos. La reacción de la Preylser, visceral: levantar el teléfono y desembuchar al redactor de turno de su publicación de cabecera, elevando su palabra a la categoría de verdad absoluta. Ahora bien, dudamos mucho de que pueda hacer lo mismo con el nuevo frente que se le ha abierto de par en par este miércoles. La han despellejado desde el más allá, dicho con todo el respeto por una persona que acaba de fallecer: Laura Boyer.
La hija del exministro socialista Miguel Boyer ha muerto a los 57 años víctima de un cáncer. Su vida ha estado marcada por la fama y poder de su padre, y durante los 80 y los 90 era una de las jovencitas más seguidas por la crónica social. Laura era una de las dos criaturas del matrimonio con Elena Arnedo, a la que dejó por la Preysler. Los rumores de la relación entre la mujer del Marqués de Griñón y el peso pesado del gobierno de Felipe González eran incesantes. El año 1988 se casaban de manera discreta, casi escondida, aquello era una bomba. Y le reventó en la cara a la joven Laura: su vida ya no sería nunca más igual. De una hija adorada pasaba a ser una molestia, un incordio. Una hijastra no querida. Pero nunca levantó la voz de manera pública, se lo fue tragando año tras año, humillación tras humillación, sin aspavientos ni polémicas. Ahora bien, ha dejado un legado y una herencia corrosiva contra su enemiga número 1.
Laura Boyer destroza a Isabel Preysler en una entrevista póstuma
Consciente de su delicada salud, Laura tomaba una decisión impactante: ofrecer a su testimonio de manera póstuma. La revista 'Semana' publica este miércoles una entrevista durísima contra la madre de Tamara Falcó. Solo dejó clara una condición: "No quiero dar pena". Puede estar satisfecha, ha conseguido el objetivo. De pena, solo la que provoca el comportamiento descrito por la Boyer. Una madrastra cruel, interesada, que solo le preocupan los millones y los lujos. Capaz de destruir a aquellos que le molestan, como Laura. Laura, sin embargo, se ha despachado a gusto: "Al inicio Isabel Preysler era mi enemiga. Cuando murió mi padre pasé a odiarla".
El odio de Boyer contra la Preysler, al descubierto: "Solo me pedían dinero"
La filipina entró como un pelotón de asalto en la vida familiar de los Boyer: "Isabel alejó a mi padre de nosotros. Es una persona hiperposesiva", explicaba Laura días antes de su deceso. Su relación ha estado siempre basada en la hipocresía más descarada, por eso siempre se ha mantenido alejada de su mundo. No la quería cerca. Con la desaparición de su padre en 2014, sin embargo, tuvieron que mantener contacto directo. En juego, la herencia multimillonaria, por la que Isabel estaba dispuesta a todo. Para ella y también para Ana Boyer, la única hija que tuvieron en común, y quien por cierto no ha ido al funeral de su hermana. Revelador. Laura prefirió perder dinero que bajar al barro y pelearse con la tropa preysleriana: "Renuncié a ella, solo me pedían dinero".
La Preysler podría revolverse e intentar contraatacar, pero hacerlo con una fallecida podría dañar su estropeada reputación. Un movimiento en falso podría empeorar la situación. Y tal como están las cosas, mejor que no remueva el avispero.