Isabel Preysler sopla hoy 72 velas. Nacida en las Filipinas el 18 de febrero de 1950, ha vivido toda la vida en la portada de Hola. Como el dinosaurio de Monterroso, todavía sigue allí. Mujer de famosos, madre de famosos, famosa ella. Ninguno de sus 4 maridos, Julio Iglesias, el Marqués de Griñón, Miguel Boyer ni Mario Vargas Llosa, la eclipsa. Ninguno de los hijos, tampoco. Ni Chabeli, ni Julio José, ni Enrique, ni Ana Boyer ni Tamara Falcó. Ninguno reina.
Por los 72 años la prensa rosa amable siempre con ella revela qué se ha operado para estar ahora así:
ISABEL PREYSLER JOVEN:
ISABEL PREYSLER AHORA:
Explican expertos consultados por EN Blau que lo más significativo que se ha operado varias veces es la nariz. Una lástima porque ahora es un bulto chato, sin gracia y como un abolladura. Antes era mejor. El diario El Mundo revela más "Acude al centro de belleza de Maribel Yébenes (hay alguna imagen que lo prueba). Tiene un estupendo óvalo facial y mejillas, que podrían ser fruto de un lifting, así como su frente lisa, que podría ser fruto del bótox". Así cualquiera está estupenda.
Sólo cuando la prensa la atrapa sin avisar sale mal, como durmiendo con la boca abierta al AVE:
No tiene que tener miedo de los paparazzis profesionales. Ahora cada ciudadano es un paparazzi en potencia porque todo el mundo lleva una cámara de fotos al bolsillo: el teléfono móvil. Y todo el mundo puede hacer la foto de un VIP en circunstancias extraordinarias. Eso acaba de pasar durante un viaje en AVE cuando un pasajero vio en el asiento lateral a una mujer de 72 años durmiendo tranquilamente. Vestía tejanos y una rebequita. Roncaba ruidosamente como demuestra la boca abierta de la señora en plena siesta. El pasajero se fija mejor: no puede ser, es la reina del glamour Isabel Preysler.
La piel de la cara no le cae, a pesar de la extrema delgadez y la ausencia de grasa que hace que pierda elasticidad, gracias a tratamientos continuados: "Los retoques que se pueda hacer, constantes a lo largo el tiempo, hacen que vaya manteniendo la proporción de los volúmenes faciales, sin grandes cambios delatores, gracias a fillers como el ácido hialurónico en mejillas y en labios". En términos comprensibles, se pincha las mejillas y los labios. Un horror.
Al lado de una mujer no operada, Preysler parece una figura de cera. Cejas dibujadas, pómulos como de máscara, una dentadura impostada. Si posa en el photocall disimula. Si se ríe de perfil se le ven las costuras. España tiene dos reinas operadas: Letizia y la Preysler. God save the queens.