Isabel Preysler vuelve a ser una mujer soltera y sin compromiso, y solo con 71 años. Toda la prensa rosa da por descontado que volverá a enamorarse por sexta vez sin ningún problema. Y seguirá siendo la reina de corso. No sería una sorpresa. La filipina que llegó a España porque sus padres la querían alejar de un novio y ha acabado teniendo cuatro. Como dice la canción de Massiel "Yo tuve tres maridos y a los tres envenené", pero en lugar de tres, cuatro: Julio Iglesias, Carlos Falcó marqués de Griñón, Miguel Boyer y Mario Vargas Llosa. Solo queda vivo Julio Iglesias y un Vargas Losa que a los 86 años ha preferido cortar antes de aceptar casarse como ella le exigía.
Isabel Preysler ha hecho de tener maridos y tener hijos un modus vivendi. Es famosa porque se casa con famosos y tiene hijos famosos. Por orden de VIPS: Enrique Iglesias, Tamara Falcó, Julio José Iglesias, Ana Boyer y Chábeli Iglesias. Es tan bestia el fenómeno Preysler que el diario más serio, El País, le dedica un calificativo poco amable tratándose de quién es. Se le puede llamar celebrity, famosa, jet set madrileña o cara conocida, pero el diario de PRISA ha sido hiriente y una excolumnista catalana de la casa, Maruja Torres, ha conseguido 300 mil visionados con un tuit burlón:
El diario, que tiene contratado a Mario Vargas Llosa, la llama "empresaria", como nunca nadie lo ha considerado. Es cierto que cobra por las exclusivas a Hola o por ser cara conocida asociada a una empresa de baldosas de Vila-Real que le paga una fortuna para promocionar los lavabos y cocinas con su cerámica. La Preysler también hacía anuncios navideños de unos famosos bombones de chocolate tan icónicos que al mayordomo Ambrosio les servía en una pirámide. Icónica, mítica, sin embargo "empresaria" no. Tener una empresa es otra cosa. Maruja Torres se burla y otro columnista del diario, Martin Bianchi, revela la versión de la ruptura según Vargas Llosa, compañero de columna de El País:
La ruptura, según Vargas Llosa, no es por celos de él sino porque ella era frívola, tal cual: "Vargas Llosa dedicó críticas a cierta alta sociedad frívola y farandulera. Sentía cansancio y hastío por una agenda social tan intensa como monótona. Entre Isabel y Mario había discrepancias en sus intereses y estilos de vida, falta de planes en común. Eran incompatibles. A él le interesa la cultura y a ella el espectáculo. Hay un abismo entre ambos. Él ya parecía sentirse incómodo viendo su imagen convertida en un adorno, en un reclamo para fiestas, eventos y hasta para el documental de la hija de Isabel, Tamara Falcó”. Un Nobel convertido en extra de una frívola. No lo ha aguantado más. Él ha cortado. La Preysler confiaba en que Vargas Llosa sería bastante caballero como para callar y no explicar a El País la verdad y que colaría la versión de los celos. Pero Llosa, a los 86 años, ha recordado el título de su novela "Travesuras de una niña mala".