La que fuera reina indiscutible de la publicidad de lujo en España, Isabel Preysler, podría estar enfrentando su mayor crisis de imagen. A sus 75 años, una edad que sigue sin admitir públicamente, la socialité ve cómo las grandes firmas que antes la codiciaban, ahora le dan la espalda en favor de perfiles más jóvenes y rentables. Según El Cierre Digital, este giro inesperado ha despertado interrogantes sobre su verdadera relevancia en la industria del lujo y la publicidad, un sector que en su momento la elevó a la categoría de icono, pero que hoy parece haberle cerrado las puertas.
El fin de una era dorada para Isabel Preysler
Desde su llegada a España en los años 70, Isabel Preysler construyó una imagen de sofisticación, y elegancia inalcanzable. Su matrimonio con Julio Iglesias la catapultó a la fama, y su imagen pronto se asoció con el lujo y la exclusividad. Firmas como Porcelanosa y otras marcas de alto standing, como Rabat y Ferrero Rocher, la eligieron como embajadora, consolidando su estatus como una de las figuras más influyentes de la jet set. Sin embargo, fuentes del sector aseguran que su impacto comercial se ha diluido con el tiempo, y ahora las grandes firmas prefieren invertir en rostros que representen a las generaciones más jóvenes.
La falta de interés del mercado en la figura de Preysler se hizo evidente con el fracaso de su documental navideño, una producción que buscaba explotar su imagen familiar y sofisticada, pero que, según críticos, resultó un contenido desfasado y carente de autenticidad. A esto se suma la pérdida de su marca de cosmética, My Cream, que fue cedida a una empresa murciana tras no alcanzar las expectativas comerciales esperadas. Además, su vida amorosa, que durante años fue su mayor atractivo mediático, parece haber perdido fuelle. Tras su ruptura con el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, la socialité no ha vuelto a tener una relación pública que capte la atención de los medios. Así, la falta de un romance destacado en su vida podría estar afectando su relevancia en el mundo del espectáculo.
Los ingresos de Isabel Preysler, en entredicho
Las marcas ya no la buscan y sus proyectos personales no generan los ingresos de antaño, lo que ha despertado dudas sobre cómo mantiene su lujoso estilo de vida. Informaciones recientes sugieren que su hijo, el cantante Enrique Iglesias, podría estar ayudándola económicamente para que no vea afectado su estatus. Esta situación contrasta con su pasado, cuando Isabel era la embajadora indiscutible del lujo español y su imagen resultaba irresistible para los anunciantes. Hoy, su ausencia en eventos de alto perfil y su retirada de las campañas publicitarias indican que su valor comercial ha caído drásticamente.
Mientras Isabel Preysler se enfrenta al ocaso de su carrera publicitaria, su hija Tamara Falcó ha tomado su relevo en muchas de las marcas que antes la patrocinaban. La marquesa de Griñón goza de una gran popularidad en redes sociales y en televisión, convirtiéndose en la nueva favorita de la publicidad de lujo. En este escenario, la socialité ha optado por un perfil más discreto, refugiándose en su icónica Villa Meona, un lugar lleno de recuerdos de sus años dorados. Allí, rodeada de lujo y comodidad, la reina de corazones espera pacientemente su próximo movimiento. Pero en un mundo donde la relevancia es efímera, solo el tiempo dirá si Isabel Preysler podrá recuperar su trono o si, finalmente, su reinado ha llegado a su fin.