Isabel Preysler quiere cuidarse. A sus más de 70 años empieza a notar los signos propios de la edad, por ello decide volver a la famosa y prestigiosa clínica a la que acude todos los años en solitario o con Tamara Falcó. Después de cada verano siempre acudía con Mario Vargas Llosa para ponerse a punto. Tal vez ahora quiere prepararse para ser la gran protagonista de la boda de su hija, por lo menos más que Carolina Molas, la madre de Íñigo Onieva.
Se trata de una prestigiosa clínica ubicada en Marbella donde los pacientes realizan una dieta estricta que empieza por una analítica de sangre para seguir una estrategia a la medida de cada persona, además de una limpieza del cuerpo con sales laxantes. No se realiza un ayuno absoluto, se toman líquidos como zumos, sopas o agua. “Siempre tiene un aporte mínimo de energía”. Tamara Falcó y ella han ingresado este lunes juntas.
La madre de la marquesa de Griñón recibió numerosas críticas en redes sociales tras las últimas fotografías de la boda de la hija de los duques de Segorbe, Sol Medina, con Pedro Domínguez-Manjón, a la que acudió y mostró una muy buena relación con el viudo de la Duquesa de Alba, Alfonso Díez.
Las imágenes que se hicieron públicas no eran del agrado de Isabel Preysler. La de Porcelanosa se enfadó con la prensa y quiso hacer desaparecer esas fotografías sin suerte. Precisamente, son esas imágenes las que han hecho que se replantee acudir a la clínica para realizar el ayuno intermitente. Pero no solo pasará por el centro de Marbella. También visitará a su médico de confianza para volver a inyectarse bótox y ácido hialurónico. En su largo vestido rosa palo se podían ver arrugas en sus manos y en sus pies. Isabel Preysler está irreconocible. Su edad, pero también sus últimos meses en soledad tras la ruptura con Mario Vargas Llosa le han pasado factura.
Isabel Preysler, miles de euros invertidos en operaciones estéticas
Según el cirujano plástico de Telecinco, Isabel Preysler se habría sometido a: Bolas de Bichat, una de las últimas técnicas de los famosos, 2000 euros, Lífting facial, 16 000 euros, Lífting cervical, 7000 euros, Carilles y coronas, 11 000 euros, Bótox en el frente, 400 euros cada pinchazo para disimular marcas de expresión, tres rinoplastias: 21 000 euros, prótesis molares, 5 000 euros, cóctel de vitaminas: sesiones de 150 euros cada dos meses y relleno de orejas con inyecciones de ácido hialurónico 400 euros por sesión al año.