La separación entre Isabel Preysler y el Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, sigue dando mucho de qué hablar. Ahora, nuevas revelaciones sugieren que la relación no solo enfrentaba problemas emocionales, sino también dificultades en la intimidad. Según fuentes cercanas a la socialité, Preysler habría necesitado ayuda médica para poder mantener relaciones sexuales con el famoso escritor peruano. ¿Podría ser este uno de los motivos ocultos de su ruptura?
La relación entre Vargas Llosa y Preysler se mostraba como un ideal romántico en la tercera edad, pero detrás de esa fachada de glamour, el escritor no tardó en dejar claro que había arrepentimiento en el aire. "Fue un enamoramiento de la pichula, no del corazón. De esa pichula que ahora ya no me sirve para nada, salvo para hacer pipí", llegó a confesar en su relato "Los vientos", una obra literaria que ha levantado más de una ceja por sus revelaciones sobre su vida sexual en los últimos diez años. Este período, coincidentemente, abarca toda su relación con Isabel Preysler.
Más allá de la ficción: la vida sexual de Vargas Llosa y Preysler
La obra de Mario Vargas Llosa siempre ha incorporado elementos autobiográficos, y "Los vientos" no es una excepción. Según el propio Vargas Llosa, la impotencia se convirtió en un compañero constante durante esta etapa de su vida, lo que lo llevó a recurrir a ayuda "química" para poder mantener relaciones íntimas. “Mucha gente que debe de tener mi edad, más o menos, disfruta todavía haciendo el amor, aunque yo no forme parte de ella (La última vez que hice el amor sin ayuda química fue hace unos diez años, creo, o por ahí, me parece)”, se puede leer en un fragmento de ‘Los vientos’. Pero, lo que pocos saben es que Isabel Preysler también se enfrentaba a sus propios desafíos en la cama, y la situación se habría vuelto insostenible para ambos. Esta confesión no solo revela la fragilidad de la relación, sino que también desafiaba los tabúes sobre la sexualidad en la vejez.
La lucha de Mario Vargas Llosa contra la exposición mediática
A esto se sumó el hastío de Vargas Llosa, quien, aunque de carácter reservado, comenzó a sentirse incómodo con la excesiva exposición mediática que rodeaba a Preysler y a su hija, Tamara Falcó. El Nobel, quien dejó a su esposa por Preysler, pronto se encontró atrapado en un mundo que no le pertenecía. Mientras Isabel vivía de las cámaras y las exclusivas, él solo quería paz y tranquilidad en su despacho, dedicado a lo único que realmente amaba: la escritura. Es por esto que, cansado de esa constante vigilancia, optó por alejarse, dado que ya no podía soportar la presión mediática que rodeaba a su pareja.
La separación entre Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler en 2022 dejó a muchos boquiabiertos, ya que la pareja parecía destinada a ser una de las más sólidas del panorama social. Sin embargo, tras ocho años de romance, diferencias irreconciliables comenzaron a salir a la luz, desatando rumores y especulaciones. Desde octubre, las tensiones se intensificaron, y las discusiones se convirtieron en el pan de cada día, llevando a la pareja a tomar la drástica decisión de vivir por separado. Vargas Llosa se mudó a su lujoso piso en el centro de Madrid, marcando un contundente final a su convivencia.