"Gana 5 veces más que ella". Estas son palabras del entorno de Mario Vargas Llosa sobre su ex Isabel Preysler, abriendo un nuevo frente en la guerra post-separación de la socialité filipina y el escritor peruano. El intercambio de bofetadas ha sido constante desde que decidieron acabar con su romance "de pichula" de 8 años, y ahora nos encontramos en el momento de hablar de dinero. Un tema delicado para la madre de Tamara Falcó, fundamental para mantener su nivel de vida de lujo desde hace muchas décadas. Siempre ha estado al lado de ricos y poderosos, explotando sus circunstancias al límite. Acuerdos de divorcio, manutención, herencias y, evidentemente, su actividad propia como imagen de marca y empresaria. Muchas vías para facturar y amasar una fortuna.
A Vargas Llosa le molestó mucho la andanada de la Preysler en su revista de cabecera, explicando que vivía como un reyezuelo sin aportar ni un céntimo a la economía doméstica. Que si mayordomos, que si lo vestían cada mañana, que si cocineros a su servicio a todas horas, peluquería, manicura, cremas y champúes especiales para mantener su tupé reluciente y vigoroso. Herido en su orgullo, amenazaba a través de terceros con destapar las vergüenzas pecuniarias de su ex. Lo hacía en un momento delicado, la difunta Laura Boyer la destripó describiéndola como una persona avariciosa y capaz de cualquier cosa por una buena suma de dinero. Isabel, desde la advertencia rollo El Padrino parece haber bajado de revoluciones. O ha funcionado la estrategia o está muy deprimida, siente que el mundo se ha puesto en su contra. "Como Juan Carlos", dicen algunas fuentes próximas.
Las cifras escandalosas que la Preysler lleva facturando desde hace 4 décadas
Jaime Peñafiel repasa la trayectoria empresarial de la Preysler desde tiempos inmemoriales. La conoce bien, era muy amigo de Julio Iglesias y también ha hecho más de un favor a la filipina, como entregarle una cinta en la que se exponía que ponía los cuernos al cantante con el Marqués de Grinón, padre de Tamara. El veterano cronista habla de cifras escandalosas que nos remontan al año 1986, cuando se convirtió en imagen de Porcelanosa: "40 millones de pesetas, 19 más de entrevistas y el millón que le pasaba Julio por la educación de sus hijos". Si quieren saber cuánto es eso al cambio actual, multipliquen por 3. Es decir, un millón de euros por estos conceptos. Han pasado 40 años y ha seguido haciendo caja con bombones, joyas, inauguraciones, exclusivas... Mucha pasta. E incluso así, Vargas Llosa la quintuplica.
Uno de los negocios de la filipina es una ruina con tufo a estafa: una línea de cosméticos
Peñafiel hace un pequeño apunte muy jugoso para cerrar su colaboración en Pronto: los negocios que no le salieron bien. Ruinosos, vaya. Como la línea de cosméticos que lanzó en 2015, 'My Creams by Isabel Preysler'. Un nombre pijo para cremas y sueros muy sospechosos. Tanto que cuesta encontrarlos fuera de la web oficial, nadie quiere venderlas. ¿Por qué? Por hedor a estafa. Los 50€ del precio medio se convierten en astronómico, ya que según expertos no se trata más que de potingues hidratantes con mucho perfume y protección solar. Y ciao. No hace milagros. Y "ella no las utilizaría jamás. Es mediocre". El periodista catalán Nando Escribano hizo sus averiguaciones, con resultados contundentes: "En muchas tiendas está fuera de circulación, mientras que en otras, con los precios súper rebajados, hasta en un 70%. ¿Los motivos? Nadie sabe muy bien para qué sirven. Las etiquetas no son claras con respeto a su contenido".
Al final la Preysler tendrá razón: se le está quedando una cara de emérito que no veas. El castillo de hadas se hunde.